«El perdón no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria» - Alfa y Omega

«El perdón no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria»

En una multitudinaria Misa ante 60.000 personas en el Estadio de Zimpeto en Mozambique, Francisco hace un llamamiento a superar los deseos de venganza y odio contra aquellos que practicaron la violencia e causaron sufrimiento. «Ningún país tiene futuro si el motor que lo une y tapa sus diferencias es la venganza y el odio»

Fran Otero
Foto: AFP/Tiziana Fabi

El Papa Francisco concluyó la primera etapa de su viaje africano, en Mozambique, con una Eucaristía multitudinaria (60.000 personas, según fuentes oficiales) en el Estadio de Zimpeto, durante la que volvió a insistir en la cuestión de la reconciliación y la paz, pero poniendo el foco en aquellos que han causado el mal, el enemigo, según el evangelio de las Bienaventuranzas que se proclamó.

«Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales. Aun así, Jesucristo invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen en nuestras vidas: es un mandato a una benevolencia activa, desinteresada y extraordinaria con respeto a quienes nos hicieron. […] La vara que el Maestro nos propone es alta», afirmó.

El Pontífice ahondó que la propuesta de Jesús es la de «clausurar para siempre la práctica tan corriente de ser cristianos y vivir bajo la ley del talión». «Ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio. No podemos ponernos de acuerdo y unirnos para vengarnos, para hacerle al que fue violento lo mismo que él nos hizo, para planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales. […] La “equidad” de la violencia siempre es una espiral sin salida y su costo es muy alto».

En este sentido, dijo que para superar los tiempos de división y violencia no solo hace falta un acto de reconciliación, sino también la construcción diaria del buen trato entre las personas, en definitiva, de la misericordia y la bondad con el prójimo.

Francisco se refirió, como hizo en otros discursos, al expolio de recursos naturales disfrazado de ayuda internacional que sufre el país y África en general, pero puso el foco en aquellos nacionales que se dejan corromper para que otros se lleven el beneficio: «A veces pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar tienen otros intereses. Y es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper; es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera».

Así, invitó a todos los presentes a ser protagonistas, pero no de «un activismo desbordante», sino de «una atención puesta en el otro, a reconocerlo y a valorarlo como termómetro para descubrir todas las ideologías de cualquier tipo que intentan manipular a los pobres y las situaciones de injusticia para el servicio de intereses políticos o personales. Solo así seremos semillas e instrumentos de paz y reconciliación».