El primer mensaje del Papa en África: «No a la violencia que destruye, sí a la paz» - Alfa y Omega

El primer mensaje del Papa en África: «No a la violencia que destruye, sí a la paz»

Ante las autoridades y la sociedad civil de Mozambique, Francisco pone en valor el acuerdo definitivo firmado hace un mes y denuncia la explotación y despojo de los recursos naturales cuyos beneficios no recaen en los mozambiqueños

Fran Otero
Foto: REUTERS/Yara Nardi

El Papa Francisco lanzó su primer mensaje durante su visita a Mozambique durante un encuentro con las autoridades del país, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el Palacio de Ponta Vermelha, la residencia oficial del presidente de la república. En él insistió en la necesidad de construir la paz en un país apenas hace un mes se firmó un histórico y definitivo acuerdo de paz tras dos intentos previos que dieron al país años de paz pero que no terminaron de resolver el conflicto. Afirmó Francisco: «No a la violencia que destruye, sí a la paz y a la reconciliación».

El Pontífice puso en valor el acuerdo firmado reciente mente, «un hito que agradecemos y esperemos decisivo» y alabó el firmado en 1992 en Roma. Sirven para «no dejar que la lucha fraticida sea la manera de escribir la historia» y sí «la capacidad de reconocerse como hermanos, hijos de una misma tierra y gestores de un camino común». «No han dejado que el odio y la violencia tenga la última palabra. Como recordaba san Juan Pablo II en su visita en 1988, con la güera sufren muchos hombres, mujeres y niños porque les falta hora, alimentación, escuelas, hospitales, iglesias, trabajo… Muchas personas tienen que desplazarse, otras se refugian en países vecinos. La búsqueda de la paz duradera pide un trabajo arduo y sin tregua», añadió.

En este sentido, insistió en que una cultura de paz exige «un proceso constante en el que cada generación se vea implicada, donde se reconozca al otros, se estrechen lazos y tiendan puentes» y recordó la importancia de «mantener viva la memoria como camino al futuro, un camino de valores compartidos».

Francisco también dirigió su mirada a la casa común, vinculando su cuidado con la construcción de la paz: «Mozambique es una nación bendecida que hay que cuidar. La defensa de la tierra es la defensa de la vida». En este sentido, advirtió antes la tendencia «a la explotación y despojo» de los recursos naturales «guiados por un afán acumulativo que, en general, es de personas que no habitan en estas tierras y que no está motivada por el bien común».

Finalmente, lanzó un desafío a su auditorio: «Tenéis una valerosa e histórica misión que compartir. No cesen los esfuerzos hasta que no haya niños sin educación, familias sin techos… Son las bases de un futuro de esperanza, son las armas de la paz […]. Sois los constructores de la obra más bella a ser realizada, un futuro de paz y reconciliación como garantía del derecho al futuro de sus hijos. Pueda yo también, en comunión con mis hermanos obispos y la Iglesia católica aportar para que la paz, la reconciliación y la esperanza reinen entre ustedes».

Al margen de la cuestión central de la paz, el Papa tuvo un recuerdo especial para los afectados por los ciclones que devastaron el centro y norte del país en marzo y abril. «No podré llegar hasta ustedes, pero sepan que comparto su angustia, dolor y el compromiso de la comunidad católica para enfrentar una situación tan dura».

Por su parte, el presidente de la República de Mozambique, Felipe Jacinto Nyussi, agradeció al Papa su presencia y mostró su compromiso de seguir trabajando por la paz «guiados por su sabias palabras». «Su visita encuentra un pueblo consciente de sus desafíos, pero lleno de fe y esperanza, un pueblo unido para construir la paz», dijo en un discurso en el que citó la exhortación Evangelii gaudium y terminó con la oración por la paz de San Francisco.