Los Círculos del Silencio ponen el acento en que «salvar vidas no es delito» - Alfa y Omega

Los Círculos del Silencio ponen el acento en que «salvar vidas no es delito»

Las políticas migratorias «impiden que los barcos de salvamento puedan actuar y hace que se incrementen las tragedias y las muertes aunque no nos enteremos», denuncia Gabriel Delgado, responsable de Migraciones de la diócesis de Cádiz

Fran Otero
Foto: Diócesis de Jaén

Los Círculos del Silencio tienen una nueva edición este miércoles en la frontera sur de nuestro país. Ciudades como Cádiz, Conil, Barbate, Tarifa, Algeciras, Málaga, Melilla o Tánger pondrán el foco en la necesidad de «salvar la solidaridad y la hospitalidad». «Salvar vidas no es delito», afirma el manifiesto.

Son muchos los acontecimientos que en los últimos tiempos ha generado una alerta en la sociedad civil, en la Iglesia y en las ONG. Está el caso de Carola Rackete, capitana del Sea-Wacht 3, detenida por atracar con un buque de salvamento en el puerto comercial de Lampedusa o el de Helena Maleno, de la ONG Caminando Fronteras, que fue investigada por tráfico de personas por un juez marroquí tras recibir un informe de la Policía española, caso que fue archivado.

Son numerosos los casos de embarcaciones que rescatan a migrantes a la deriva que han tenido que abandonar su tarea por las amenazas gubernamentales o porque estas instancias se lo impiden. Es el caso del Open Arms, que ha vuelto al agua tras seis meses en dique seco. «El parón no fue voluntario: un cambio de criterio del Gobierno de España prohibió a las ONG de rescate zarpar en búsqueda de embarcaciones de migrantes en riesgo, lo que deja a estas personas sin aliados en el Mediterráneo después de que países como Italia mantengan cerrados sus puertos», se puede leer en el comunicado.

Ante esta situación, en el que las distintas organizaciones ven mermada su actividad y, por tanto, su capacidad de ayuda a los más vulnerables, desde los Círculos del Silencio recuerdan que la legislación internacional afirma que «la obligación de asistencia a personas que se encuentren en peligro en el mar es uno de los principios básicos y esenciales del Derecho Marítimo y así lo reconoce toda la legislación internacional». Por tanto, concluyen, «está claro que salvar vidas no es un deligo, mientras que dejar morir a las personas en el mar, sí lo es».

En conversación con Alfa y Omega, Gabriel Delgado, director del Secretariado de Migraciones del Obispado de Cádiz, denuncia las políticas migratorias que «impiden que los barcos de salvamento puedan actuar y hace que se incrementen las tragedias y las muertes aunque no nos enteremos» y apoya a todas las organizaciones que han visto limitada su tarea.

Y añade: «Con estas acciones queremos pedir a la ciudadanía que no mire para otro lado, y que se acerque a la realidad de los migrantes. También es una llamada a actuar en los foros sociales, en los distintos ámbitos de la sociedad para mostrar que la hospitalidad y la solidaridad están en peligro».

Se trata, concluye Delgado, de seguir el ejemplo del Papa Francisco con la celebración del sexto aniversario de su viaje a Lampedusa y rezar por los migrantes y refugiados que han sufrido tanto en el mar y para alentar a aquello que dedican su tiempo y esfuerzo a acogerlos.