Portavoz de los obispos mexicanos: «No quieren quedarse aquí» - Alfa y Omega

Portavoz de los obispos mexicanos: «No quieren quedarse aquí»

Monseñor Alfonso Miranda, secretario general de la Conferencia Episcopal Mexicana, analiza en entrevista con Alfa y Omega la estrategia migratoria de López Obrador, recrudecida ante las amenazas económicas del presidente Trump

Cristina Sánchez Aguilar
Miranda, también obispo auxiliar de Monterrey, en un encuentro con niños. Foto: Alfonso Miranda

Estos días ha dado la vuelta al mundo una imagen con un papá y una niña ahogados en la frontera entre México y EE. UU. por el recrudecimiento de la política migratoria en su país.
La fotografía ha logrado sensibilizar a gran parte de la sociedad, anclada en una visión xenófoba hacia los migrantes centroamericanos.

Se preguntaba usted en unas declaraciones a la prensa qué infierno estarán pasando en sus países para lanzarse así hacia la muerte.
Hay problemas profundos, especialmente en Honduras. Después en Guatemala, y por último en El Salvador, con una insuficiencia política que no permite el progreso de la de la sociedad. Además hay un grave problema de violencia, inseguridad y falta de recursos. A esto se suman las nuevas restricciones del Gobierno, la violencia en Nicaragua, el tema de Venezuela… Un caldo de cultivo para quienes, por encima de todos los riesgos, prefieren salir buscando vivir a quedarse y ser presas del crimen y de la muerte.

Pues según datos de su Instituto Nacional de Migración, México ha triplicado las deportaciones en los primeros meses de Gobierno de López Obrador. De 5.717 de diciembre de 2018, han pasado a 14.970 en abril, hasta sumar un total de 45.370 personas.
El Gobierno tiene apenas siete meses dirigiendo la marcha del país. En esos meses ha habido de todo, pero también una propuesta muy válida —teniendo en cuenta propuestas anteriores no tan eficaces—, un programa de desarrollo México-Centroamérica. Pero la realidad es que el Gobierno no tiene una estrategia, sigue una política en construcción: abre la puerta, la cierra…

¿Hablan entre ustedes?
Hemos tenido que entrar en contacto forzosamente por múltiples razones, desde la defensa de agentes de pastoral en riesgo a levantar la voz en cuanto a la violación de derechos humanos. Porque ¿quién puede solo? Ni la Iglesia, ni el Gobierno ni la sociedad civil podemos arreglar esto solos.

Dicen los obispos mexicanos en su mensaje del 10 de junio que desplegar 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera sur no es una solución que atienda a las verdaderas causas del fenómeno migratorio. Aunque «es del todo legítimo y necesario tomar decisiones valientes para evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos que se comercian con los Estados Unidos». ¿Qué proponen como solución?
Es importante lo que te voy a decir: en el tema migratorio tenemos cinco realidades. Primero, fuimos mucho tiempo un país expulsor. En segundo lugar, somos un país de tránsito y en tercer lugar, un país de destino. Además, tenemos deportados, y por último, somos país de espera. Cinco realidades vividas al mismo tiempo. Pero solamente se ve una cara.

¿Entonces?
Lo que nosotros aportamos son agentes de pastoral que cuidan y defienden a los migrantes. También parroquias, diócesis, religiosos y religiosas… ante la emergencia de las caravanas. Trabajamos de la mano de otras Iglesias y otros organismos de la sociedad civil.

¿Y hay posibilidad de ofrecer asilo político a los centroamericanos que huyen de la violencia?
Estamos trabajándolo. Se han dado miles de visas de tránsito, porque el porcentaje de migrantes que busca llegar a Estados Unidos es máximo. El Gobierno mexicano propuso públicamente recibir migrantes en el sur. Les ofreció una posibilidad para vivir y trabajar. Pero aún así, la mayoría no quieren quedarse aquí.