Los médicos católicos se consagran al Corazón de Jesús para evitar que su trabajo los «queme» - Alfa y Omega

Los médicos católicos se consagran al Corazón de Jesús para evitar que su trabajo los «queme»

La Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos celebra este viernes y sábado un retiro en Roma, durante el que se consagrarán al Sagrado Corazón de Jesús. Un remedio para paliar la «falta de vida espiritual» a la que en ocasiones los lleva «la presión de lo urgente»

María Martínez López
Foto: Álvaro Carmona

Este sábado, en la basílica de San Pedro, los médicos católicos se consagrarán ellos, y a todos los doctores del mundo, al Sagrado Corazón de Jesús. Será en el marco de una Eucaristía que presidirá el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Se trata de una iniciativa de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), a la que se unirán desde diversos lugares del mundo otros profesionales sanitarios que no hayan podido viajar hasta Roma. El sábado, los que sí han podido trasladarse al Vaticano serán recibidos por el Papa Francisco.

El oculista español José María Simón Castellví, presidente de honor de la federación, explica a Alfa y Omega que «era una idea que nuestro nuevo presidente, el belga Bernard Ars, traía muy dentro cuando tomó posesión hace un año».

«Nos falta vida interior»

El doctor Ars considera que es algo necesario –continúa Simón– «porque a los médicos nos falta algo de vida interior. La medicina quema, al obligarte a estar siempre pendiente de lo urgente y de lo material».

Por eso la FIAMC, cuyos actos y encuentros suelen centrarse más en el análisis de cuestiones médicas y bioéticas, ha optado en esta ocasión por convocar durante todo el viernes un retiro de un día, algo que «hacía mucho tiempo que no hacemos y que necesitamos mucho». En él habrá ratos de oración, posibilidad de confesarse y estará el Santísimo expuesto en una capilla. Pero también habrá meditaciones guiadas, y algunas reflexiones sobre diversos temas.

El doctor Simón hablará de la consagración de España en 1919, de la que el 30 de mayo se cumplieron 100 años y que se renovará el domingo 30 de junio. De ella, pretende destacar el hecho de que fuera un laico, el rey Alfonso XIII, el que la presidió.

Buscar la voluntad de Dios en cada caso

Otras intervenciones girarán en torno a la devoción al Sagrado Corazón, a la oración, pero también a la humanización de la medicina e incluso a la objeción de conciencia. Este heterogéneo programa «hay que verlo –explica el presidente de honor– desde la perspectiva del ser humano como cuerpo y alma». Poner estas cuestiones ante Dios, en un evento principalmente espiritual, se explica por su deseo de «buscar la voluntad de Dios en cada caso concreto, por medios naturales y sobrenaturales».

Aunque no quieren «contraponer esta consagración a nada», a los médicos católicos no les faltan casos particulares o situaciones más generales sobre las que pedir a Dios «luz para hacer lo mejor para cada persona», o para el bien común, en situaciones como su labor ante la ONU. Estos desafíos «giran, como siempre, en torno al inicio y transmisión de la vida, a su conservación y a su final», enumera Simón Castellví.

Este ámbito es en el que están surgiendo más debates en los últimos tiempos, «con el problema de la eutanasia e incluso con el del abuso de las sedaciones, que sabemos que está ocurriendo, en casos en los que no están indicadas, para acabar con la vida».

Pero, más allá de debates y dilemas médicos de esta gravedad, el doctor Simón Castellví ha podido constatar también en su labor cotidiana cómo la devoción al Sagrado Corazón le «ayuda mucho a tratar a la gente. Incluso a los que pueden ser un poco pesados, o los que a pesar de mi especialidad vienen a contarme que también les duele la rodilla». Escuchar con atención y cariño estas preocupaciones que a veces nacen de la soledad es, para él, parte de lo que es «tratar a las personas en su integridad. Mirándolas, además, como si fueran tus padres o abuelos».