Comienza la mudanza de la Cañada Real Galiana - Alfa y Omega

Comienza la mudanza de la Cañada Real Galiana

15 familias están ya en pisos y hay otros 72 listos: el objetivo es que el realojo de estas primeras 600 personas acabe el próximo mes de marzo

ABC
Foto: José Alfonso

Los escombros se acumulan al final del sector 6 de la Cañada Real Galiana cerca de la incineradora de Valdemingómez (Villa de Vallecas). Como si hubiera sido bombardeado o sufrido un terremoto. Esta zona, la más grande y poblada de todo el asentamiento ilegal de 14,2 kilómetros y 7.283 habitantes (2.149 familias), ha empezado su éxodo. Abarca 6,7 kilómetros, en los que viven 2.953 almas (824 familias).

En diciembre comenzó la mudanza en el último tramo de tres kilómetros en el límite de Madrid con Perales del Río (Getafe). Desde entonces, 15 familias han cambiado sus chabolas por viviendas en distintos puntos de la región. Es la zona más deprimida. Está sin asfaltar, carece de luz, agua corriente y está alejada de la mano de Dios. «Si no tienes coche, estás perdido. Aquí no llega el nuevo autobús que pusieron, solo el de la ruta escolar. Tardo una hora caminando hasta el metro más cercano, Valdecarros», dice Petra, una merchera de 38 años que aterrizó en este polvoriento lugar en 1991 con su familia. Ahí se casó con un gitano y tuvieron a sus cuatro hijos, que tienen desde los 2 a los 16 años. «Estoy deseando salir de aquí. Esto tarda mucho. Mi suegro se fue hace un mes. Le dieron un piso en Ciudad Lineal, una segunda planta; están contentos. He visto su casa a través del móvil», indica Petra. Agrega que hace una semana se marchó el hijo de su cuñado a un pueblo que no recuerda. Lo dice mientras pisa una alfombra de tabiques rotos y uralitas y mira los restos de esa casa que quedan en pie. El mueble del salón y los espejos del dormitorio relumbran al sol de junio. Petra, que vive gracias a la Renta Mínima de Inserción (Rmi), espera estar incluida en las 150 primeras familias (600 personas), que serán realojadas en lo que queda de año o en el primer trimestre de 2020 como muy tarde.

Así lo aseguró a ABC José Antonio Martínez Páramo, el comisionado de la Comunidad de Madrid para la Cañada. «Hay ya 27 viviendas listas para ser adjudicadas tras realizar los cursos de preparación y adaptación a la nueva forma de vida. Y se han adquirido otras 45», recalcó. Este proceso obedece al convenio de colaboración e integración que firmaron la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el 11 de mayo de 2018. Aunque el acuerdo, que establece la compra de vivienda en el mercado de segunda mano por parte de ambas administraciones y el pago del importe al 50 % (9 millones cada una), prevé una prórroga de dos años más, la intención es ejecutarlo en el primer plazo y luego firmar el siguiente para el mismo número de pisos y personas.

Los primeros en marcharse de esta zona son los más vulnerables, los que viven en condiciones de insalubridad y carecen de dotaciones. El sector 6 será eliminado por completo por estar en el ámbito del Parque regional del Sureste. No obstante, no todos los habitantes de esta zona tendrá derecho a una vivienda. Solo los incluidos en el censo realizado en 2011 y los que cumplan una serie de requisitos: entre ellos no tener ingresos elevados, otra casa en propiedad o usar la infravivienda para actividades ilícitas. Una práctica que se realiza en un tramo de 1,5 kilómetros. Cuando se logre ubicar al grueso de los residentes de este sector, se habrá dado un paso de gigante en la regularización de la Cañada, una antigua vía pecuaria que creció sin control en un suelo de dominio público.

Esta situación, después de medio siglo, parece estar en vías de solución, aunque no de forma inminente y a gusto de todos. «Un plan de esta envergadura tarda en llevarse a cabo 10 o 15 años. Los vecinos deben estar tranquilos porque es de obligado cumplimiento», concluyó Páramo. ABC trató de hablar con el comisionado del Ayuntamiento, sin resultado.

«Si se corre se puede fracasar»

Desde el equipo de mediación, Agustín Rodríguez, párroco de la iglesia de Santo Domingo de la Calzada, pone el acento «en que no hay que precipitarse en el tema del realojo. De hacerlo, se corre el riesgo de que el proceso de integración fracase y las familias acaben de nuevo en cualquier asentamiento. Perderemos todos y eso supone también haber tirado el dinero».

Rodríguez recalca que hay que adaptarse al ritmo de los habitantes del sector 6, en su mayoría gitanos. Y en que hay que resolver algunos escollos. Entre ellos, el tema del «obsoleto censo de 2011», pues las familias han crecido y han levantado más construcciones en las parcelas. ¿Cuántas viviendas deben asignarles: una o las levantadas? A ello, agrega los distintos criterios de la Comunidad y del Ayuntamiento en cuanto al pago de los suministros: «Los segundos lo abonan durante un tiempo y los primeros, no. Hay que unificar la fórmula». Mientras algunos de los afectados no quieren marcharse, los que tienen todas las comodidades abogan por que les den una indemnización para irse donde ellos quieran. «Lo más importante es que nos hemos dotado de herramientas para que este proceso eche a andar. No es fácil, pero estamos de acuerdo en que tenemos que ponernos de acuerdo», concluyó Rodríguez.

M. J. Álvarez / ABC