La familia militar - Alfa y Omega

Son muchas las periferias del orbe. Al mismo tiempo, como estudiamos en los manuales de geopolítica y relaciones internacionales en nuestras academias y escuelas militares, los nuevos retos diplomáticos y territoriales del planeta han reducido los espacios y aproximado las fronteras. Todo es más cercano y, a la vez, más lejano. Lo bueno y lo malo. La paz y la guerra. La justicia y el terrorismo. La prosperidad y la pobreza. Pero en la era de la globalización económica, de los recursos compartidos y de los avances de los medios de comunicación sigue siendo necesario que nuestras tropas se desplieguen en los cinco continentes para defender la integridad de España, el orden social internacional y la justicia universal donde sea menester. Porque la globalización técnica y material de la humanidad requiere más que nunca estar presentes donde los conflictos amenazan la estabilidad de los países de la tierra, cooperando con Naciones Unidas o con la OTAN donde se defienda la paz en lugar de la violencia.

Por estos motivos nuestros militares, como centinelas de la paz, trabajan en lugares remotos y peligrosos como Líbano, Somalia, Irak, Congo, Mali, Turquía, Letonia, etc., además de navegar los océanos en nuestras fragatas persiguiendo el tráfico de personas, la piratería y la venta de armamento y drogas. En estas periferias donde la vida parece dilatarse hasta fundirse con el infinito de cada ocaso, cuando la oración a Dios por los caídos por España se eleva sobre mares y desiertos, selvas y cielos, es donde nuestros hombres se entregan a nuestra bandera consagrados a un mundo mejor, sin odios ni terrorismo. Y donde están ellos, están nuestras familias.

Periferia familiar de cada cónyuge, hijo, padre, que añoran a quien comparte los tres amores del soldado en palabras del legionario y poeta Virgilio en la Eneida: el amor de la patria en el amor de la familia y el amor de la familia en el amor de Dios. Son muchos los sacrificios en las largas ausencias de los soldados de España que afronta cada hogar. Sobre ellos regresaremos en la siguiente colaboración. Ahora baste en estas líneas el homenaje a nuestra familia militar.