Los jóvenes han hablado y ahora quieren actuar - Alfa y Omega

Los jóvenes han hablado y ahora quieren actuar

Concluye el segundo Parlamento diocesano de la Juventud con el propósito de aterrizar sus conclusiones en la diócesis gracias a un nuevo organismo permanente formado exclusivamente por jóvenes

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un momento del Parlamento de la Juventud. Foto: DELEJU

Juan Rivas se define como «de parroquia y de Cursillos». Este estudiante de Ingeniería Industrial, de 20 años, participó el sábado en el Parlamento diocesano de la Juventud, con el que los jóvenes de Madrid han dado continuidad al trabajo que ya se hizo para el Sínodo de la Juventud y han elaborado diferentes propuestas para implantar en la Iglesia de Madrid.

«Me gustó mucho la idea de que el Papa quisiera preguntar a los jóvenes qué piensan, creo que es una idea muy rompedora», dice Juan, y eso le llevó a participar en el anterior Parlamento de la Juventud como moderador de un grupo. «Pero yo este año quería hablar», reconoce entre risas, y lo ha hecho abordando temas como la situación de la juventud actual, los estudios y el mundo laboral, en un foro en el que además de trataron otros asuntos como la afectividad y la sexualidad, la Iglesia como institución, el ocio o la inmigración.

«Son temas que nos tocan», explica, «pero hemos observado algunos que son más urgentes. La soledad es uno de ellos, o la debilidad de las estructuras que nos unen, como la familia y la comunidad. Nos propusimos aterrizarlo todo en unas conclusiones, y luego trazar algunas guías para trabajar desde la Iglesia. Hemos puesto por escrito lo que más necesitamos los jóvenes y qué se puede hacer mejor desde la Iglesia».

De ahí salieron sugerencias como fomentar aún más los grupos de jóvenes de la parroquia, dar más visibilidad al voluntariado que se puede hacer en la Iglesia o favorecer el acompañamiento de las personas solas. Y no son propuestas solo para sacerdotes, ni tampoco solo para jóvenes: «Son para todos, para que las llevemos a cabo todos juntos», explica Juan.

Durante el Parlamento, el obispo auxiliar José Cobo se comprometió a llevar los asuntos que más preocupan a los jóvenes al gobierno la diócesis, y desde ahí aterrizarlos en la pastoral ordinaria de parroquias y vicarías. «Pero también nos pidió que nosotros trabajemos por nuestra parte y tratemos de organizar lo que podamos, con responsabilidad. No todo tiene que venir desde arriba», matiza Juan Rivas.

Ahora queda por ver en qué se concreta todo el trabajo realizado, lo que supone una de las principales inquietudes de los jóvenes que han participado en el Parlamento: «Es genial que la diócesis quiera escucharnos, y que entre nosotros lleguemos a acuerdos, pero también necesitamos que todo esto llegue a la realidad» de las parroquias.

«Toca entrar en acción»

Un modo concreto de hacerlo va a ser un organismo permanente de jóvenes, encargado de llevar las propuestas del Parlamento a la diócesis y a las parroquias, y supervisar su cumplimiento. «El propósito del Parlamento es trabajar y ahora toca entrar en acción. Lo más importante son las propuestas y es necesario que haya un modo de ejecutarlas», afirma Carlos Padilla, presidente del Parlamento de la Juventud.

Este nuevo organismo estará formado por varios miembros permanentes que se encargarán de ejecutar las conclusiones en el área pastoral correspondiente, de reunirse con el clero y de supervisar que se lleven a cabo. «Los primeros que están de acuerdo con esto son los obispos. El clero está para ayudar a los jóvenes, pero si no les damos a conocer lo que queremos entonces poco podrán hacer», argumenta Padilla.

Además de ello, cada dos meses se tratarán de manera monográfica cada uno de los temas que se han tratado en el Parlamento, para que los jóvenes que quieran puedan debatir sobre ellos con total libertad. «Al organizarse en reuniones más frecuentes, el Parlamento va a ser algo mucho más vivo», dice Carlos.

De las aportaciones de los jóvenes, el presidente del Parlamento destaca dos: «hemos visto muy necesario reforzar el acompañamiento individual y personalizado hacia cada joven, no conformarnos con que forme parte de un grupo y ya está».

La otra necesidad es «pedir a la Iglesia que se replantee cómo está utilizando sus medios de comunicación, porque la verdad es que su mensaje no nos está llegando. Hay que repensar todo esto y darle originalidad, no tener miedo a tomar iniciativas. Es uno de los temas que más salieron durante el Parlamento».