El SJR echó de menos más claridad sobre derechos humanos en el debate electoral europeo - Alfa y Omega

El SJR echó de menos más claridad sobre derechos humanos en el debate electoral europeo

«Lo que debería monopolizar la discusión es [lograr] procedimientos justos y basados en los derechos humanos, y no cómo sortear mejor las responsabilidades de la UE a través de acuerdos con terceros países», critica Evita Armouti, del Servicio Jesuita al Refugiado

Redacción
Foto: EFE/Olivier Hoslet

Para el Servicio Jesuita al Refugiado, la cobertura que se dio a la cuestión migratoria en el debate electoral celebrado el miércoles en el Parlamento Europeo fue insuficiente. «Faltó una referencia clara al respeto de los derechos humanos de todos, incluidos los solicitantes de asilo, los refugiados y los migrantes; y a la obligación de la UE y de sus estados miembros de recibir a las personas necesitadas y trabajar en solidaridad», asegura Evita Armouti, oficial de Promoción y Políticas del Servicio Jesuita al Refugiado (SJR) Europa.

Durante el debate, organizado de cara a los comicios que se celebran en toda la UE entre el 23 y el 26 de mayo, los candidatos de los partidos políticos a presidir la Comisión Europea (CE), los spitzenkandidaten, confrontaron sus visiones para el futuro de la Unión Europea.

En lo que concierne a las migraciones, populares y liberales pusieron el acento en encontrar una solución de toda la Unión Europea para hacer frente a las llegadas, mientras que socialdemócratas, ecologistas e izquierda centraron sus discursos en denunciar las muertes en el Mediterráneo.

El contrapunto lo puso el eurocrítico checo Jan Zahradil, quien dijo que «nunca repetiría el mismo error de la actual Comisión Europea», en referencia a las cuotas para que los países acojan refugiados. Consideró que ese sistema «solo profundiza la división entre el Este y el Oeste» de la UE y apostó por que cada Estado miembro decida si concede el asilo.

Para Armouti, ninguna de estas posturas aborda en suficientemente el problema. «Muchas cuestiones ligadas a la protección a los refugiados en los estados miembros de la UE no se trataron o se hizo pobremente: las malas condiciones de recepción, las operaciones de devolución arbitrarias, la violación de los procedimientos de solicitud de asilo» son algunas de ellas.

«Lo que debería monopolizar la discusión es [lograr] procedimientos justos y basados en los derechos humanos, y no cómo sortear mejor las responsabilidades de la UE a través de acuerdos con terceros países», añade en declaraciones a Alfa y Omega.

Sin presencia eurófoba

El tono del debate fue mayoritariamente proeuropeo, ya que en él no tuvieron representación los eurófobos y la extrema derecha, al alza en los sondeos. Manfred Weber (Partido Popular Europeo), Frans Timmermans (Partido Socialista Europeo), Jan Zahradil (Conservadores y Reformistas), Margrethe Vestager (Alianza de Liberales y Demócratas por Europa), Ska Keller (Los Verdes) y Nico Cué (Izquierda Europea) representaron a sus partidos.

El debate, que duró hora y media, se estructuró en torno a seis bloques temáticos y ganó en brío y dinamismo según avanzó la noche, sobre todo al tratar el cambio climático.

Cambio climático

El asunto que ha movilizado a miles de jóvenes en Europa y promete estar en lo más alto de la agenda política internacional en los próximos años ha sido también el que más debate ha generado entre los candidatos a presidir la Comisión Europea.

Timmermans puso sobre la mesa una alianza entre fuerzas que quieran dar prioridad a las políticas climáticas en la próxima Comisión, a la que invitó a los grupos de izquierda, ecologistas y liberales, «desde Tsipras hasta Macron».

Zahradil pidió evitar los «objetivos no realistas» para la reducción de emisiones, mientras que Cué advirtió de que no se está atacando a los «grandes contaminantes» que causan un 70 % de las emisiones a nivel internacional.

La UE en el mundo

Keller criticó que la UE no esté siendo «coherente» si es uno de los mayores donantes de ayuda humanitaria y a la vez exporta armas a dictaduras, y reclamó que se defiendan los derechos humanos «en cualquier sitio y momento»; y Cué advirtió de que los tratados de libre comercio «suelen debilitar a Europa porque no conseguimos que nuestros socios cumplan con nuestros estándares sociales y ambientales».

Vestager afirmó que si Europa da acceso a sus mercados a otras potencias y exige una competencia justa en su territorio, también debe poder entrar en otros mercados y defender a sus empresas fuera de la UE.

Timmermans, por su parte, destacó que es la primera vez en la historia que el presidente de Estados Unidos piensa que le compensa tener una UE dividida y pidió «mantenerse unidos contra Trump y Putin».

Populismo

Sin la presencia de voces eurófobas y con un único candidato ligeramente euroescéptico, Zahradil, el debate se centró en la relación de los partidos tradicionales con el populismo y en cómo reformar la UE.

Weber insistió en impulsar un mecanismo vinculante en defensa del Estado de derecho para atajar situaciones como las de Polonia o Hungría, mientras que Zahradil reclamó una Europa «que haga menos, pero mejor» y no «una respuesta universal para todo».

Keller, por su parte, criticó que el PPE colabore con extremistas en países como Austria y subrayó que «el problema es el nacionalismo», mientras que Timmermans reconoció que los actuales votantes de los populistas son exvotantes del resto de partidos y asumió la culpa de no haberles convencido «para que se quedaran».

Economía y empleo

Weber defendió que países que han aplicado políticas de austeridad, como Alemania o Austria, han tenido buenos datos económicos, y recalcó que la juventud pide buenos trabajos y salarios y no un salario mínimo europeo.

Zahradil subrayó que son las empresas y no la Comisión Europea las que crean trabajo, y defendió soluciones adaptadas a cada Estado miembro.

La izquierda y los ecologistas criticaron las políticas de austeridad y sus consecuencias para la población, mientras que los socialdemócratas defendieron un salario mínimo que ascienda al 60 % del sueldo medio de cada país.

El checo Zahradil preguntó a Timmermans si está de acuerdo en que los diferentes niveles de desempleo en los Estados miembros son un «muy buen ejemplo» de que los países crean mejores soluciones que la UE.

«¿Estarías de acuerdo en que si hubiéramos aplicado el mismo razonamiento sobre los fondos estructurales para los nuevos Estados miembros hace 15 años la República Checa no sería tan próspera hoy?», respondió Timmermans.

Fiscalidad

Vestager reclamó impuestos a las digitales y un mínimo común en los impuestos sobre sociedades, una propuesta que también apoyó Timmermans, quien aseguró que países como Irlanda se darán cuenta de que gravar débilmente a las empresas «acabará haciéndoles daño».

Zahradil reclamó que la competencia de imponer impuestos a las compañías siga recayendo en los países y rechazó una tasa paneuropea en el ámbito digital, mientras que Weber dijo que hay «áreas especiales», como la digital, en la que hace falta «un rol europeo».

Efe / Redacción