La vida como regalo - Alfa y Omega

Una de las llamadas de felicitación de Navidad que recibí fue esta de Pepi:

—Manolo, cuando estuve ingresada en el hospital no me dieron el sacramento de la Unción de Enfermos y a mí me gustaría que me lo dieras.

—Pues claro que puedes recibirlo, tienes una enfermedad grave y la Unción es un sacramento de sanación. El día de Nochevieja, que voy a cenar con mi familia, quedamos en tu casa.

Como buena anfitriona saliste a recibirnos con tu sonrisa de oreja a oreja, peinada y maquillada, y con aquel traje rojo que acababas de estrenar, franqueada por tu marido y tus dos hijos. En la mesa, el mejor mantel, adornado con un precioso ramo de flores, una vela, un cuenco con agua, el crucifijo y la Biblia. Donde yo deposité los santos óleos y un portaviático con la Eucaristía.

Cuánto amor, fe y vida en aquella celebración. Como se palpaba la fuerza del Espíritu en aquellos signos por los cuales Dios se hacía presente para nosotros.

Con el agua de la mesa, una vez bendecida, signé tu frente con la señal de la cruz y luego nos la fuimos pasando para hacernos cada uno la señal de la cruz y recordar que el Bautismo nos hizo hijos de Dios. Con cuánto énfasis proclamaste la lectura del apóstol Santiago; cómo ibas haciendo tuya cada frase.

Llegó uno de esos momentos donde uno experimenta el gozo de ser sacerdote. Fue cuando te pedí que te pusieras de rodillas y puse mis manos sobre tu cabeza, esa imposición de manos pidiendo la fuerza del Espíritu Santo para ti. Con esa fuerza hicimos los doce una cadena agarrados de la mano para rezar juntos el padrenuestro, sintiéndonos hermanos tuyos.

Y por fin llegó el momento culmen: ungir tus manos y tu frente con el oleo de los enfermos con esas palabras para implorar tu sanación:

—Por esta santa Unción… te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad.

—Amén.

Te di la comunión para que esta alimento sea tu fuerza en la enfermedad, y en acción de gracias rezamos: «Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea te doy las gracias…», que hicimos todos juntos.