¿Cuál es mi precio? - Alfa y Omega

—¿Hola, ¿cómo estás?

—Bien, pero ayer me hizo pensar mucho, y pude entender cómo se sintió Jesús en su Pasión.

—¿Por qué?

—Porque a mí también me vendieron. A Jesús lo vendieron por 30 monedas. Yo valgo menos: a mí me vendieron por venganza.

—¿Y te duele?

—Mucho, porque a quien me vendió lo consideraba mi amigo.

Celebrar el Triduo Pascual en el Processing Deportation Center te pone la piel chinita al constatar que eres testigo de todas y cada una de las pasiones que en la actualidad sufren los migrantes: los han vendido, traicionado, humillado, insultado, perseguido… Los han considerado delincuentes, escoria, basura… Y siguen en pie, esperando su resurrección, su libertad, aunque deban pagar una fianza que se comerá todos los ahorros de familiares y amigos. Prefieren pagar que sentirse marcados y señalados con un grillete electrónico amarrado a su tobillo.

Copio del periódico El País: «Milicias contra migrantes en El Paso. Grupos de civiles armados en EE. UU. detienen a inmigrantes irregulares en la frontera sur. En medio de la noche, decenas de inmigrantes irregulares permanecen sentados y abrazados a sus hijos en el desierto de Nuevo México. Les apuntan con una linterna. La escena, grabada y difundida en redes la semana pasada, se produce todos los días por toda la frontera sur de Estados Unidos, pero en esta ocasión no es un equipo de televisión el que los graba. Es un grupo armado de ultraderecha que los ha detenido ilegalmente a punta de pistola. El sábado, el FBI detuvo al líder de la milicia».

Sin comentarios. Solo quiero añadir que, viviendo aquí, la noticia duele, duele mucho, porque uno puede ponerle cara a cada uno de ellos.

Ana vino de Colombia donde la explotaron, también americanos, como prostituta. Un nombre más que añadir al tráfico de personas. Huyó con amenazas y logró cruzar la frontera. Tiene pruebas incómodas y busca que le dejen rehacer su vida y vivir en paz. Suplica que le paguen con un permiso de trabajo todo el sufrimiento vivido. Cada vez que la encuentro me suplica que rece por ella y me pregunta si Jesús podrá escuchar su plegaria conociendo su pasado. Le respondo que Jesús se dejó lavar los pies por una persona como ella, que es misericordioso y que el próximo domingo, domingo de la misericordia, la tendré especialmente presente en la Eucaristía. Sonríe agradecida.

Desde El Puente de los Sueños, feliz Pascua de Resurrección.