A la caza de la audiencia perdida - Alfa y Omega

A la caza de la audiencia perdida

Isidro Catela
La actriz Megan Montaner, a la izquierda, en un momento de la serie 'La caza. Monteperdido'
La actriz Megan Montaner, a la izquierda, en un momento de la serie La caza. Monteperdido. Foto: PICASA.

Televisión Española anda dándole vueltas a su eterna pregunta del millón: ¿cómo hacer compatible eso que se concreta en el denominado servicio público y al mismo tiempo tener un aceptable índice de audiencias? Y para ello se ha lanzado a tratar de resolverla picoteando, en lo que puede y le dejan, de los grandes platos. Uno de ellos es, sin duda, el delicado territorio de las series de ficción, donde, aunque a veces lo parezca, no es Netflix todo lo que reluce.

En este sentido, su última apuesta para la noche de los lunes lo intenta, apuntando maneras, sin llegar a conseguirlo del todo. La caza. Monteperdido es una serie de factura española, basada en una historia de Agustín Martínez, producida por DLO Producciones para TVE, y dirigida por Álvaro Ron y Salvador García Ruiz, que cuenta con un interesante reparto de actores, en el que sobresalen Megan Montaner y Francis Lorenzo.

Los actores, en su conjunto, sobre todo los dos mencionados, que capitanean la búsqueda, y ese personaje omnipresente que es el paisaje del Pirineo aragonés son, a mi juicio, lo mejor. Lo demás no está mal; de hecho técnicamente, la serie está muy bien resuelta, pero la historia suena demasiado a un déjà vu.

En una suerte de Twin Peaks a la española: dos niñas desaparecen en el bosque y, a partir de ahí, arranca una trama que envuelve en brumas y sospechas a un pequeño pueblo, donde todos se conocen demasiado. El bosque (y los claros que el bosque siempre tiene) son conocidas metáforas de una realidad espesa y que, como los cánones mandan, también se presenta desasosegante.

Cinco años después de la desaparición de las niñas, con la que arranca la serie, una de ellas aparece viva y obliga a los agentes de la UCO a reabrir el caso, a hurgar en las heridas del pasado y a ir buscando puerta por puerta al culpable que, por supuesto, en este caso con algunos previsibles giros de guion, a cada episodio que pasa nos va a parecer que es uno diferente.

Preestrenada a lo grande en un cine de la Gran Vía madrileña, la serie se estrenó en televisión el pasado 25 de marzo, y en principio está prevista como una sola temporada de ocho capítulos, con una duración de 70 minutos cada uno. No parece que vaya a dar para más. La audiencia, sin grandes liderazgos, está respondiendo bastante bien. Lo de buscar al culpable, en un formato de thriller psicológico, siempre es agradecido. Probablemente no pasará a la historia de las series, pero ojalá que lo peor de lo que vemos en la pequeña y cada vez más relegada pantalla mantuviera este mínimo nivel.