¡Qué buen ejemplo para todos nosotros! - Alfa y Omega

¡Qué buen ejemplo para todos nosotros!

Cerca ya de su próxima beatificación, el 27 de septiembre, el Venerable Álvaro del Portillo ha sido el eje del Congreso Vir fidelis multum laudabitur, organizado por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en el centenario del nacimiento del sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Don Álvaro del Portillo, en una tertulia con mujeres universitarias, en Roma, en 1976

«Sacerdote celoso, que supo conjugar una intensa vida espiritual fundada sobre la fiel adhesión a Cristo con un generoso empeño apostólico que lo convirtió en peregrino por los cinco continentes»: así ha definido el Papa Francisco al Venerable Álvaro del Portillo, en su mensaje al congreso que sobre su figura ha organizado la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma, la semana pasada.

El congreso ha abordado la relación de don Álvaro con el Opus Dei, su amor por la Iglesia y su mensaje espiritual. Así, monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, destacó que «un aspecto central de la predicación de Álvaro del Portillo fue precisamente la fidelidad a la Iglesia y el amor al Papa», y recalcó que «la biografía espiritual de don Álvaro es un ejemplo que todos podemos imitar. De hecho, nuestra máxima aspiración como cristianos es servir a la Iglesia, al Romano Pontífice y a todas las almas».

El cardenal Julián Herranz compartió un recuerdo que le transmitió recientemente el Papa emérito Benedicto XVI: «He estado con él hace algunos días en su retiro en el monasterio de los Jardines Vaticanos. Sabía ya de la próxima beatificación de don Álvaro y me ha dicho: ¡Qué bonito! Lo tuve durante años como Consultor en la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¡Qué buen ejemplo para todos nosotros!».

Otros recuerdos personales han salido a la luz estos días, como el de la Madre María de Jesús Velarde, Fundadora de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, para quien don Álvaro es «la persona más santa que he conocido en mi larga vida»; o el de la enfermera Conchita Barros, quien afirmó haber tenido la oportunidad de «atender como enfermera a un santo. Don Álvaro, en cuanto podía, iba a visitar a otros enfermos, especialmente a niños. Sufría y rezaba por ellos. Les decía: ¿Puedes rezar por mí? Porque yo rezo por ti. Su agradecimiento era continuo, y su alegría»; o el de monseñor Anthony Muheria, obispo de Kitui (Kenia), quien recordó «el consejo que solía darme don Álvaro, si me veía tenso: Haz las cosas cara a Dios y no te preocupes. Nunca me pedía eficiencia, sino piedad y amor de Dios».

Significativa fue la intervención del jurista José Luis Gutiérrez: «Antes las personas en la Iglesia estaban divididas en clérigos, religiosos y laicos; él hizo notar que todos los bautizados tienen en común la condición de fiel cristiano, todos participan activamente en la Iglesia y todos están llamados a la santidad». Precisamente en el seguimiento de esta llamada se encontraría la solución a muchos problemas de hoy, como advirtió el economista Antonio Argandoña: «Para los que escribimos sobre la crisis, don Álvaro nos da la fórmula para resolverla: que cada uno viva su vocación cristiana de la mejor manera posible».

No en vano, durante el Congreso se presentaron varias iniciativas de carácter social, educativo y asistencial, alentadas por don Álvaro, pues, como afirmó don Fernando Ocáriz, Vicario General del Opus Dei, «en Álvaro del Portillo, la relación entre caridad y justicia no fue sólo tema de predicación, sino de acción».