Celebración diocesana de la Jornada por la Vida en Madrid: «Amad hasta el límite» - Alfa y Omega

Celebración diocesana de la Jornada por la Vida en Madrid: «Amad hasta el límite»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El cardenal arzobispo de Madrid bendice a varias embarazadas durante la Jornada por la Vida. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

«Vamos a hacer todo lo posible por que el matrimonio y la familia, el amor entre los esposos y los hijos, sea algo que promovamos en esta sociedad donde se cuestiona, incluso, la familia, la unión del varón y de la mujer». dijo el lunes el cardenal Carlos Osoro durante la Jornada por la Vida que acogió la colegiata de San Isidro bajo el lema El amor cuida la vida, en la que se escucharon varios testimonios y el arzobispo de Madrid bendijo a varias madres embarazadas y realizó el envío de los voluntarios que trabajan en la diócesis para el cuidado de la vida.

El cardenal pidió también «que se note» que existen familias cristianas, «y preparemos a los jóvenes para que puedan descubrir lo que es el matrimonio cristiano», mediante «diálogos con quienes sean, sin gritos, con la seriedad de quien presenta capacidad para establecer una relación con quien piensa distinto, pero presenta la Verdad con su propia vida».

Y para ello puso el ejemplo de san José, «un hombre excepcional que acogió también la vida», ya que «supo vivir el matrimonio de una manera singular, como Dios le pedía en aquellos momentos para defender la vida» que estaba por nacer. De este modo, san José «nos ha hecho ver lo que es defender la vida con todas las consecuencias, que es amar hasta el límite, hasta dar la vida».

Foto: Julia López

Una lección para todos

En la celebración participaron activamente varios miembros de la fundación Juan XXIII Roncalli, que trabaja con adultos con discapacidad intelectual.

Los acompañó Julia López, profesora y pedagoga de la fundación desde hace casi 30 años, en la que se dedica a «potenciar al máximo las capacidades» de estas personas y a «aumentar su desarrollo personal».

«Queremos dar testimonio de lo valiosos que son estos chicos para la sociedad, en un momento en que el aborto de los niños con síndrome de Down está entre el 80 y el 90 %. Parecen como una especie que extinguir, se ven cada vez menos por la calle», lamenta Julia.

Por eso, desde su experiencia sabe que los padres que toman esta decisión «se pierden un regalo muy grande, porque estas personas te ayudan a ser mejor en la vida, tienen muchísima alegría de vivir. Es verdad que es duro sacarlos adelante, pero te enseñan mucho: a los hermanos les da mucha riqueza, te privas cosas pero te hace ser generoso, valorar la vida, apreciar el simple hecho de estar bien. Estos chicos están siempre alegres, son muy nobles, siempre dan amor, no tienen doblez, se ayudan entre ellos. Nos enseñan a no planificarlo todo, porque para ellos cualquier cosa, por pequeña que sea, es importante y lo valoran mucho, y eso es una gran lección para los que estamos saciados de todo».