MAG+S, la nueva pastoral juvenil ignaciana - Alfa y Omega

MAG+S, la nueva pastoral juvenil ignaciana

Madrid ha acogido el primer macroencuentro de la red MAG+S marca bajo la que hoy trabaja la pastoral juvenil ignaciana y que desarrolla su labor de forma conjunta con cuatro congregaciones religiosas femeninas y el movimiento laical CVX

José Calderero de Aldecoa
Un momento del encuentro de MAG+S. Foto: MAG+S

La pastoral juvenil ignaciana está viviendo en los últimos años una auténtica revolución. El último síntoma de este cambio radical —que se espera oficializar a través de un documento a finales de 2019— es el macroencuentro celebrado este fin de semana en Madrid al que estaban convocados todos los jóvenes de la red MAG+S, la marca bajo la que trabaja la pastoral juvenil ignaciana en España, y que desarrolla su labor de forma conjunta con cuatro congregaciones religiosas femeninas y el movimiento laical CVX.

A la cita acudieron 320 jóvenes venidos de todo el país, pero para entender su relevancia no basta con acudir a las cifras, sino también a la historia. La de MAG+S —que hace referencia al AMDG (Ad maiorem Dei gloriam. Para mayor gloria de Dios) de san Ignacio de Loyola— comenzó en la JMJ de París de 1997. «Fue entonces cuando tuvimos un primer encuentro de diez o doce días previos a la jornada con jóvenes de todo el mundo para compartir la espiritualidad ignaciana a través de experiencias de tipo social, espiritual, cultura, artístico…», explica Juanjo Aguado SJ, coordinador nacional de MAG+S.

Cuando la JMJ llegó a Madrid en 2011, MAG+S trascendió las fronteras de la Compañía de Jesús, se abrió a otras realidades de inspiración ignaciana —se comenzó a trabajar en red con ellas—y el proyecto se empezó a desarrollar anualmente durante el periodo estival. Desde entonces, «se va desarrollando una manera concreta de trabajar la pastoral» y «los frutos empiezan a llegar». Sin embargo, «para que pueda dar más frutos se ve la necesidad de hacer una mayor inversión de recursos humanos, un grupo de gente que lidere el proyecto, que le dé profundidad y continuidad durante todo el año más allá del verano y las pascuas», explica Aguado, que fue precisamente el designado para esta labor una vez que el padre provincial creó la oficina MAG+S. «Se trata de realizar la pastoral juvenil ignaciana durante todo el año, pero con propuestas que ya no nacen solo de los jesuitas y luego se abren, sino que ya se piensan como propuestas para todos los miembros de la red». Un ejemplo de ello es el macroencuentro de este fin de semana, el primero de estas características desde que se creara la red MAG+S.

Un momento del encuentro de MAG+S. Foto: MAG+S

Encuentro lúdico, no programático

La cita «era un encuentro más lúdico-convivencial, que de formación o programático», y no tenía más propósito que «reconocernos como jóvenes que compartimos una espiritualidad», asegura el coordinador de MAG+S. Aunque también es cierto, añade Aguado, que el encuentro incide precisamente en el objetivo de la organización para este año: «Queremos descubrir que compartimos una llamada y que tenemos una identidad común».

Comenzó con unas palabras del provincial de la Compañía de Jesús en España, Antonio España, que habló de que «estamos llamados a la unidad. Es el Señor el que nos une», y «tenemos la responsabilidad de poner a fructificar los dones y talentos que tenemos».

Otro de los momentos destacados del fin de semana se vivió el sábado por la mañana. Los jóvenes se dividieron en pequeños grupos y se desperdigaron por todo Madrid para participar en una de las 24 experiencias propuestas por la organización: un partido de fútbol con inmigrantes, un taller de fotografía por el centro de Madrid, una visita a una residencia de ancianos para escuchar sus historias, un paseo para descubrir el Alcalá de Henares ignaciano, la realización de un tramo del Camino de Santiago a su paso por Madrid y «reflexionar sobre lo que significa ponerse en camino» o la oportunidad de pasar un día con un grupo de personas sin hogar «con las que comieron en el Retiro después de pasarse por las barcas del parque».

Se trataba de que los jóvenes descubrieran «que estamos llamados a encontrar a Dios en todas las cosas». Mensaje que parece haber calado entre los participantes, por lo menos en el joven maño Nacho González Zubiri, de 24 años, que llegó al encuentro «para dejarme sorprender» y que el domingo por la tarde llegó a su casa convencido de que su pertenencia a MAG+S «no es algo para vivir solo a nivel espiritual y personal», sino «también en el ámbito profesional: Estoy haciendo un máster de abogacía. Ahí es donde procuro dar, amar, servir. Trato de vivir con alegría, ser valiente, no esconderme y de ayudar en los momentos que más se necesita».

Los participantes también fueron testigos de 20 talleres testimonios o presenciaron un coloquio entre un jesuita y una madre de familia, que hablaron de cómo ser cristiano en el siglo XXI y tras el que «hubo un tiempo de reflexión para que todos pensaran sobre su propia vocación o cómo pueden profundizar en su vida cristiana». El encuentro también incluyó un concierto de música cristiana el sábado por la noche en la sala Galileo Galilei y una multitudinaria Misa en el colegio Recuerdo en la que participaron cerca de 700 personas. Los jóvenes de toda España se despidieron y se emplazaron para dentro de tres años para el segundo macroencuentro MAG+S.