Osoro abre las puertas de su casa a los seminaristas - Alfa y Omega

Osoro abre las puertas de su casa a los seminaristas

El purpurado recibe en su casa, por grupos, a todos los seminaristas de Madrid. Los encuentros favorecen «la comprensión de que la casa del arzobispo es lugar de encuentro, de acogida, donde se experimenta la presencia del obispo que acoge y que acompaña»

José Calderero de Aldecoa
El cardenal Osoro en su casa con el rector del Seminario (a su derecha) y con un grupo de seminaristas. Foto: Seminario Conciliar de Madrid

Este jueves por la noche, el cardenal Osoro volverá a abrir las puertas de su casa a un nuevo grupo de seminaristas. Con los jóvenes aspirantes a sacerdotes, el arzobispo de Madrid celebrará la Eucaristía en su capilla privada y se sentará a cenar en la mesa que mandó instalar específicamente para poder albergar este tipo de encuentros en su casa. «La anterior era más pequeña, pero la mandé hacer más grande para vosotros», les ha dicho. Jesús Cobo, seminarista de sexto curso, recuerda estas palabras que el arzobispo pronunció durante la velada en la que él participó hace algunas semanas. y añade: «Es una anécdota sencilla pero significativa. El arzobispo no ha dudado en hacer cambios en su casa, en su propia vida, para que entremos todos y podamos estar a gusto con él».

En esta ocasión serán los seminaristas de primera etapa los que compartirán Misa, cena y tertulia con el cardenal. El objetivo es «hacer patente que el principal responsable de la formación sacerdotal es el obispo diocesana y generar un clima de confianza, de fraternidad y que los chicos sientan al obispo como un padre y pastor», explica José Antonio Álvarez, rector del Seminario Conciliar desde hace poco menos de un año.

Las cenas del cardenal arzobispo de Madrid con los seminaristas se remontan a tiempos de Ángel Suquía. Entonces, se celebraban en el Seminario Conciliar precedidas de una Eucaristía. Este mismo formato lo mantuvo Antonio María Rouco Varela y siguieron vigentes durante el primer año de mandato de Carlos Osoro. Posteriormente, el prelado cántabro decidió cambiar el emplazamiento y trasladarlas a su casa. «El cambio pretendía favorecer la comprensión de que la casa del arzobispo es lugar de encuentro, de acogida, donde se experimenta la presencia del obispo que acoge y que acompaña», añade Álvarez.

Durante esos encuentros, refieren tanto Cobo como Álvarez, surge una conversación afable y familiar, donde hay espacio para expresar las inquietudes que tienen los seminaristas y también las del arzobispo. Por parte de Osoro, «hay dos temas recurrentes en todas las cenas: su interés por conocer cómo se están incorporando los seminaristas a las distintas tareas y a los distintos procesos formativos; y cómo están a nivel personal y vocacional», explica el rector. «Un tema que siempre les plantea es la importancia de vivir la alegría de la vocación en un clima de comunión, de fraternidad, para ser testigos del Evangelio en la hora presente. El empeño del cardenal es alentar en la misión específica como seminaristas y también hacerles comprender las dificultades en el proceso formativo no como impedimentos a la vocación sino como oportunidades para seguir creciendo, para seguir afianzándose y para seguir también madurando en la entrega personal», concluye Álvarez.