Una Europa de personas - Alfa y Omega

La descalificación es muy sencilla. Siempre hay algo negativo que se puede decir sobre nuestro sistema político. Todos los sistemas son perfectibles. Por eso yo quiero resaltar hoy el valor que tiene el que Comunión y Liberación haya hecho un manifiesto del calado de este ¿Es posible un nuevo inicio?.

El valor de una Europa unida es de una trascendencia incuestionable. Y lo digo como Presidente en España de Paneuropa, la organización europeísta decana. Un movimiento fundado en 1922 por Richard Coudenhove-Kalergi. Europa necesita seguir trabajando en su integración para poder ser independiente. Para poder afrontar los retos que tiene ante sí y en sus fronteras. Es muchísimo lo que se ha hecho desde la firma del Tratado de Roma en 1957. Los padres fundadores de aquel tratado, De Gasperi, Schuman y Adenauer eran de tres países diferentes, Italia, Francia y Alemania, pero eran casi vecinos: Adenauer era de Colonia. De Gasperi había nacido en Pieve Testino, Imperio Austrohúngaro. Y Robert Schuman, si bien era luxemburgués de nacimiento, se dedicó a la política en Alsacia-Lorena. Pertenecían a una misma comunidad y tenían que luchar por evitar que la guerra volviese.

Pese a todo lo conseguido desde 1957, queda mucho más por hacer todavía. Para que esa Europa pueda estar unida tiene que ser una entidad política. Y eso es mucho más que un mercado común. Como bien se dice en este manifiesto, Europa empezó uniéndose en un mercado del carbón y el acero. Para establecer un mercado común hay que compartir intereses. Pero no hace falta compartir principios morales ni valores. Porque cuando se quiere compartir eso se pasa de una unidad comercial a una unidad política. La Europa que estamos construyendo sólo puede tener entidad política reconociendo sus raíces y orígenes. Y ésos están en la Cristiandad.

Los hijos de Europa somos culturalmente cristianos. Eso no implica ser necesariamente creyente. Un agnóstico europeo es casi indefectiblemente de cultura cristiana. Porque quien ha nacido y crecido en Europa se ha permeado de esa herencia. Por eso los europeos debemos poner en valor los elementos políticos que son propios de nuestras raíces cristianas.

Como bien destaca el manifiesto de Comunión y Liberación, la persona es la clave para el futuro de Europa. Para los cristianos y para los europeos, la persona es el resultado supremo de la labor del Creador. Y es por ello que, al construir Europa políticamente, tenemos que hacerlo en torno a la persona. Y son las personas las responsables de conseguir darnos una política que ayude a buscar esos fines que en estas elecciones están en serio peligro. Están bajo el ataque de fuerzas, no muy relevantes en España, pero sí mucho en otros países. Afrontamos la probabilidad de que partidos anti europeos sean los ganadores de las elecciones de esta semana en Francia y el Reino Unido, por mencionar sólo dos de los grandes países. Y ésos son partidos que no ponen a la persona en el centro de la construcción política.

Ramón Pérez-Maura
Presidente del Comité Español por la Unión Paneuropea