Monseñor Protase Rugambw: «Un misionero debe estar dispuesto a morir» - Alfa y Omega

Monseñor Protase Rugambw: «Un misionero debe estar dispuesto a morir»

El presidente de Obras Misionales Pontificias Internacional, monseñor Protase Rugambwa, ha estado en España para participar en las Jornadas de Delegados diocesanos de Misiones y en la Asamblea Nacional de Directores Diocesanos de OMP. Aunque «hoy el concepto de misionero es más amplio», un misionero «hoy debe estar dispuesto a morir y asumir todas las consecuencias de su llamada», afirma

Redacción
Es difícil hablar con valentía de Dios donde el cristianismo es perseguido, donde hay pobreza y dolor. Pero no podemos huir

¿Se puede hablar de una misión de ayer y una misión de hoy?
La misión sigue siendo la misma. Antes se hablaba de territorios y países de misión, se llevaba a cabo la implantación de la Iglesia…, pero hoy es otra cosa. Ya no podemos hablar sólo de personas, grupos o Congregaciones que sienten un impulso misionero; hoy nos tenemos que considerar todos como misioneros, toda la Iglesia es misionera, la Iglesia local es también misionera… El que evangeliza no es solamente una persona, una religiosa o un sacerdote. Es toda la Iglesia la que evangeliza; el concepto de misionero es más amplio; es algo que está subrayando mucho el Papa Francisco.

Precisamente el Papa habla de una nueva etapa en la misión; sus ojos están puestos en Asia.
Cuando uno mira el número de habitantes que hay en Asia, es inevitable pensar en cuántos de ellos no han recibido el Bautismo. Como cristianos y como Iglesia, debemos ser conscientes de la necesidad de evangelizar tanto allí como en otras partes del mundo donde todavía no se conoce a Cristo.

Pero no siempre es fácil: uno de los principales retos para la evangelización hoy es la falta de libertad religiosa en países como Pakistán, Sudán, Nigeria, Siria…
Es difícil hablar con valentía de Dios en países donde el cristianismo es perseguido. Pero no podemos resignarnos y huir. Debemos seguir trabajando, sabiendo que estamos siguiendo las huellas de nuestro Maestro, Jesús, que también fue perseguido. Un misionero hoy debe estar dispuesto a morir y asumir todas las consecuencias de su llamada.

El mundo gira en estos días en torno a las niñas secuestradas en Nigeria, pero el problema de la trata y la esclavitud no es nuevo. ¿Qué hace la Iglesia para aliviar esta situación?
Por supuesto, estamos colaborando en todos los campos, no sólo con los niños; pero además, en este caso, la Iglesia no puede callar. La Iglesia está ofreciendo su voz profética, condenando estas prácticas inhumanas.

En concreto, Obras Misionales Pontificias centra sus esfuerzos en tres campos concretos: la evangelización y el apostolado, la formación en seminarios, y los proyectos relacionados con la Infancia misionera. Es necesario formar cristianos fuertes, ya desde niños; no nos centramos en labores de desarrollo social o asistencial, sino que nos dedicamos a la evangelización, que es la base de todo lo demás.

¿Qué podemos hacer los españoles por la misión? ¿Es suficiente con un donativo de vez en cuando?
La ayuda económica es importante, pero no basta. Hace falta oración por nuestros misioneros y porque surjan más vocaciones para la misión: hacen falta más sacerdotes misioneros y formar a los futuros misioneros. Para todo ello es necesaria la ayuda económica, pero antes es preciso tomar conciencia de la necesidad que otros tienen de nuestra oración. La misión es de todos, no sólo de unos pocos.

Basta mirar los periódicos para comprobar la pobreza material y espiritual que nos rodea. ¿Es el mundo entero un territorio de misión?
La Iglesia debe seguir mostrando el amor de Dios. En todo momento debemos seguir volviendo al principio, y el principio original de la Iglesia es Cristo mismo. De Él surge todo nuestro trabajo, y de Él surgirán todas las soluciones que aliviarán todas las pobrezas que nos rodean.

Cristina Sánchez Aguilar
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Pobre el misionero que no lee su crucifijo

Las Jornadas Nacionales de Delegados de Misiones, celebradas del 19 al 21 de mayo, han congregado esta semana en Madrid a varios obispos españoles (entre ellos, a monseñor Braulio Rodríguez, presidente de la Comisión Episcopal de Misiones), al secretario general de la CEE, don José María Gil Tamayo; al director nacional de las OMP, don Anastasio Gil, y a numerosos misioneros españoles repartidos por todo el mundo. Monseñor Rugambwa se lamentó ante ellos de que «la profunda reflexión misionera de los últimos 30 años no ha dado resultados en términos de personas que dedican su vida las misiones». Entre las causas se encuentra «una comprensión limitada de la Iglesia local, replegada sobre sí misma», así como una «concepción de la misión reducida a ayuda al desarrollo». Hace falta una nueva «mentalidad misionera», que «no admite cálculos», ni se puede confinar «sólo a instrumentos tecnológicos, o al envío de recursos económicos, o a la animación misionera». Es preciso volver a Quien hace posible y urgente la misión: «Es el Crucificado el que nos hace misioneros. ¿Por Quién ir? Es por amor de Cristo, que ha dado su vida por mí y por todos. Como decía el Beato Paolo Manna, todo apostolado que no derive del misterio dela Cruz es efímero; pobre el misionero, pobre el joven que en su vocación tenga otra visión que no sea la del Calvario, que sabe leer muchos libros pero no su crucifijo».