Un estilo esencial - Alfa y Omega

Un estilo esencial

Retratos, retablos, alegorías y escenas mitológicas trazan la trayectoria de Paolo Veronese en la muestra de la National Gallery Veronese: Magnificence in Renaissance Venice, que reúne en Londres 50 obras de este gran maestro del Renacimiento italiano

Rosa Puga Davila
Jesús y el centurión (1571). Museo Nacional del Prado, Madrid

Prestigiosos museos de todo el mundo, entre los que se encuentra el Museo del Prado de Madrid, han hecho posible que la Nacional Gallery, de Londres, haya podido sumar 40 pinturas de Paolo Veronese, a las 10 que poseía, y organizar esta muestra que nos acerca a uno de los maestros más destacados de la escuela veneciana, y que aborda cada etapa de la trayectoria del artista con representativas piezas. Paolo Veronese (Verona, 1528-Venecia, 1588) fue uno de los grandes de la pintura veneciana en la segunda mitad del siglo XVI, junto con Tiziano y Tintoretto. Paolo Caliarise se apodará Veronés en referencia a la ciudad natal que le verá crecer como artista, durante su formación en el taller de Antonio Badile. Este maestro hará que cale en él la tradición local, que forjará un personal estilo que evolucionará con su traslado, en 1553, a Venecia. Veronés combinará así la influencia de la pintura del primer Renacimiento local en Verona (1510-1540), caracterizada por la solidez, la regularidad en los volúmenes y los fuertes y contrastados colores, con la influencia que en él tiene el manierismo, que comenzaba a cuestionar la validez del ideal de belleza defendido en el Alto Renacimiento, y que se manifestará en la introducción de complejos esquemas compositivos, utilizando a menudo perspectivas en trompe-l’oeil y la presencia de figuras en posturas fuertemente contorsionadas, o en escorzo, inspiradas en obras de Miguel Ángel. Obras como La tentación de san Antonio, pintada por Veronés en 1552, para la catedral de Mantua (Museo de Bellas Artes de Caen, Francia), y los frescos de los techos del Palacio Ducal de Venecia (1553-1554), son ejemplo del quehacer del pintor. Será heredero de la libertad y brillantez de la pintura de Tiziano, pero, quizá por sus tempranas experiencias como fresquista, se inclinará por una paleta más clara con la que evocará sensualmente una gran diversidad de calidades. Veronés muestra una especial inclinación por los trajes suntuosos y los accesorios pintorescos, que se manifestarán en personajes apuestos y lujosamente ataviados. Influido por Palladio, los hace habitar arquitecturas fingidas, que enmarcan la realidad de la vida mundana de Venecia.

La tentación de san Antonio (1552). Museo de Bellas Artes de Caen, Francia

El proceder de Veronés se hará muy visible en sus banquetes de gran tamaño, y del mismo modo en obras de formato más modesto, como Jesús y el centurión (1571, Museo del Prado). Esta pintura hace patente el alarde creativo del que Veronés hacía gala; muchas de sus escenas bíblicas fueron tratadas a modo de grandes fiestas venecianas, que reflejaban la alegría de vivir y el esplendor de la república. Por ello, muchos le acusaron de ser un mero decorador con un interés superficial por los temas religiosos, llegando a cuestionar su fidelidad histórica al hecho bíblico, provocándole al pintor fricciones con la Iglesia. En todo caso, no son pocos los que ven que su obra demuestra una reflexión seria y meditada sobre el sentido de los textos evangélicos. En Jesús y el centurión, en concreto, el pintor consigue retratar el sutil diálogo psicológico entre los protagonistas, que alude a que el mensaje de salvación de Jesús no iba dirigido sólo a los judíos, sino también a los gentiles.

Retrato de una dama (La bella Nani) (c. 1560-65). El Louvre, París

En lo que se refiere a su tratamiento de temas mitológicos, después de Tiziano, Veronés es considerado el más importante pintor veneciano de mitologías del siglo XVI. Su enfoque suele ser alegre, con frecuentes toques de humor, sin dejar de mostrar la marcada sensibilidad del autor por lo poético de los temas tratados.

Destaca también su trabajo como retratista; Veronés contribuyó a desarrollar el empleo del formato de cuerpo entero de Tiziano, en una dirección que tendrá importantes consecuencias para la retratística barroca del siglo XVII. Entre los retratos que acoge la exposición, está el Retrato de una dama (La Belle Nani), prestado por el Museo del Louvre.

El martirio de san Jorge (circa 1565). Iglesia de San Giorgio in Braida, Verona

La pintura de plena madurez de Veronés, entre 1565 y 1580 aproximadamente, vendrá marcada por la tranquilidad, por la simplificación de los medios expresivos, las composiciones más clásicas, mayor matización de las tonalidades y una utilización de la luz y del color aún más deslumbrante. La preocupación por el paisaje y los sentimientos de los personajes, que supone un nuevo compromiso emocional con el objeto representado, serán características de sus obras finales, entre las que pueden destacarse la serie de cuadros titulada Alegorías del amor, La adoración de los Reyes, El martirio de san Jorge y Matrimonio místico de santa Catalina, que se combina con otras seculares, como, por ejemplo, La familia de Darío ante Alejandro.

Hacia 1583, y de manera definitiva, la luz crepuscular reemplazó en sus obras al resplandor del mediodía, y el carácter festivo fue sustituido por cierta seriedad.

Descanso en la huida a Egito (c. 1570-72). Museo de Arte de Sarasota, Florida

Esta exposición constituye en sí un recorrido pictórico por la trayectoria de un artista que, a pesar de no crear escuela, se anticipará a la pintura francesa del siglo XIX en su tratamiento del color. La elegancia de la forma, su gusto por las atmósferas diáfanas y el sentido decorativo de la composición permitirán clasificar su obra como prebarroca.