En el corazón de la Iglesia - Alfa y Omega

En el corazón de la Iglesia

Se lo dijo el Papa Pablo VI a los gitanos, reunidos en Pomerazia, en 1965: estáis en el corazón de la Iglesia. Ese es uno de los mensajes que la Delegación de Pastoral gitana del Arzobispado de Sevilla quiso recordar, el pasado domingo, durante la misa en memoria del primer Beato gitano, Ceferino Giménez Malla

Rosa Cuervas-Mons
Un momento de los cánticos de la ceremonia

El santuario de la Consolación, de Utrera, se convertía, el pasado domingo, en escenario de la Eucaristía en honor al Beato Ceferino Giménez Malla, primer gitano elevado a los altares, hace ahora 17 años.

Más de 600 fieles de Sevilla y el resto de España participaron en este encuentro, organizado por la Delegación de Pastoral gitana del Arzobispado de Sevilla, que tuvo como objetivo, además de honrar al Beato, promover que, «en la mesa del Señor, estén todos los pueblos y razas», explica el Delegado, don Emilio Calderón, a Alfa y Omega. «Si esto no ocurre, algo estamos haciendo mal, hemos perdido parte de la misión», lamenta el sacerdote, que recuerda las palabras de Pablo VI a la comunidad gitana en 1965, en la reunión internacional de gitanos en Pomerazia, Italia: «Estáis en el corazón de la Iglesia».

Y, sin embargo, a pesar de esas palabras y deseos de la Iglesia, se observa ahora un éxodo de la comunidad gitana a Iglesias evangélicas. «Tenemos que ver cómo se incorpora a la comunidad gitana al corazón de la Iglesia», pide el padre Calderón.

El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, impone las medallas Gitanos de ley

Gitanos de Ley

Durante la Eucaristía, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, numerosos cantaores y artistas entonaron cánticos de alabanza, en una ceremonia que se prolongó más de una hora. Jesús Heredia, Romerito de Jerez o Paco Cruz pusieron así el toque musical a una celebración que continuó, ya terminada la misa, con la entrega de medallas a seis representantes de la armonía y buena convivencia entre gitanos y payos, que pretenden fomentar estos encuentros. Una de las personas a las que se reconoció ese mérito fue el alcalde de la localidad, don Francisco Jiménez, como representante del pueblo de Utrera, símbolo y emblema de la convivencia entre gitanos y payos a lo largo de la historia.

Justo antes de la celebración, la imagen del Beato Ceferino era llevada en andas por varios gitanos de la Hermandad. Ceferino, primer gitano elevado a los altares, nació en la provincia de Huesca en 1861 y fue fusilado en agosto de 1936 por negarse a desprenderse de un rosario que llevaba. Murió con él en la mano y al grito de Viva Cristo Rey, en una última afirmación de la fe con que había vivido toda su vida. Miembro de la Adoración Nocturna y de los Jueves eucarísticos, a pesar de no saber leer ni escribir, solía dar catequesis a los niños de su barrio.