Una profunda sed de Dios - Alfa y Omega

Una profunda sed de Dios

Dos años después de su inicio, la Misión Madrid completa su andadura. La clausura de esta iniciativa evangelizadora diocesana tendrá lugar con una peregrinación a Roma para rezar, con el Santo Padre Francisco, por sus frutos. «No hemos pretendido hacer cosas extraordinarias, sino tomar conciencia de que el anuncio de Cristo debe ser algo ordinario», ha escrito nuestro cardenal arzobispo:

Antonio María Rouco Varela
El cardenal Rouco con un grupo de fieles madrileños durante una peregrinación a Roma

Con motivo de la clausura de la Misión Madrid —una andadura apostólica de nuestra diócesis que ha durado dos años—, nos disponemos a peregrinar a Roma, como los antiguos peregrinos, para rezar con Pedro —nuestro amado Papa Francisco— pidiéndole al Señor que bendiga la siembra evangelizadora realizada durante esta Misión Madrid. La han llevado a cabo los católicos madrileños —sacerdotes y laicos, religiosos y religiosas, consagradas y consagrados—, con el deseo de avivar y fortalecer la fe de los que les rodean, comunicando a las personas de su entorno —familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, de clase, de vecindad, deporte, etc.— la alegría de conocer a Cristo.

No hemos pretendido hacer cosas extraordinarias, sino tomar conciencia, una vez más, y ayudar a los demás a descubrir que el anuncio de Cristo, el afán misionero, debe ser algo ordinario y constante en nuestras vidas.

Ese afán misionero se ha traducido y hecho realidad en iniciativas y realizaciones muy dispares. Vienen a mi memoria, por ejemplo, el comienzo de la Misión Madrid en Fátima, las peregrinaciones de las vicarías a la catedral, la celebración del sacramento de la Confirmación de más de mil jóvenes en la Plaza de la Almudena, el vía crucis, la Misión en los colegios y su concurrida Eucaristía, y las actividades en las parroquias, hospitales, etc. Doy gracias a Dios con vosotros.

Ha sido, con las carencias y limitaciones de todo lo humano, un paso adelante en la conciencia de la responsabilidad evangelizadora de los cristianos, y un esfuerzo que el Señor no dejará de bendecir para acercar a Cristo a los que no lo conocen.

Aunque reconocemos que existe gran ignorancia en materias de fe, al mismo tiempo observamos que hay una profunda sed de Dios en los hombres.

Comenzamos esta tarea misionera con la bendición expresa del Santo Padre Benedicto XVI, y queremos concluirla en Roma, junto con el Santo Padre Francisco, muy unidos en la oración. En ese sentido, hemos notado especialmente la fuerza de la oración callada y eficacísima de las contemplativas y contemplativos que dedican su vida a orar por la Iglesia en los monasterios de nuestra Comunidad de Madrid; con la oración de los enfermos y de los que sufren; y con la oración de los niños. Ellos nos han mantenido y somos conscientes de que Dios escucha sus plegarias de modo especial.

Entre los diversos rasgos que han caracterizado a esta Misión se puede destacar que ha sido profundamente cristológica, eucarística, mariana, y volcada hacia los más pobres y necesitados.

Una aventura de fe

Ha sido cristológica, porque la Misión tenía un objetivo central: dar a conocer a Jesús a todas las personas con las que convivimos, creyentes y no creyentes; eucarística, porque hemos intentado redescubrir o descubrir a Cristo, que se ha quedado por amor a nosotros en el sacramento de la Eucaristía; mariana, porque todos los que han participado en la Misión han manifestado en repetidas ocasiones, con sus hechos y sus palabras, su confianza en la especial intercesión de María, la Madre de Dios hecho hombre; y solidaria, volcada hacia los más pobres y necesitados, porque se ha hecho un esfuerzo especial por incrementar las obras de misericordia.

Ha sido una aventura de fe, en la que el protagonista tiene un nombre propio: el Espíritu Santo. A Él le pedimos que remueva los corazones de tantas personas que desean conocerlo, muchas veces sin saberlo.

La Misión Madrid ha sido una etapa más en nuestro camino hacia Jesús. Al concluir esta etapa, animo a los fieles de nuestra diócesis, y de modo singular a los Consejos de Pastoral y a todos los que habéis participado en esta Misión Madrid, a peregrinar hasta Roma, para rezar en el sepulcro del apóstol Pedro junto con el Papa Francisco, unirnos a sus intenciones, renovar nuestro compromiso cristiano y disponernos a afrontar los nuevos retos que la Historia y el Santo Padre nos proponen.

A Roma… y también a Santiago

La peregrinación a Roma con la que la archidiócesis de Madrid concluye la Misión Madrid todavía dispone de plazas libres. La peregrinación, que tendrá lugar del 23 al 26 de junio, estará encabezada por el cardenal arzobispo de Madrid e incluye la participación en la Audiencia general del miércoles, en la Plaza de San Pedro, junto al Papa Francisco. Para más información: turismoreligioso@viajeseci.es; Tel. 91 204 26 39; y la web: www.dap.archimadrid.es

Asimismo, la Delegación de Infancia y Juventud ha organizado, con el lema Peregrinos de la fe, apóstoles valientes del Señor, una peregrinación joven a Santiago de Compostela, para conmemorar el 25 aniversario de la JMJ de 1989. Se ha unido también la Delegación de Pastoral Universitaria. Los precios: muy asequibles. Los primeros peregrinos partirán de Lugo el 26 de julio, y a medio camino, el 31 de julio, se unirán los demás, para terminar la peregrinación en la catedral compostelana el 7 de agosto. La fecha límite para inscribirse: el 6 de julio. Más información e inscripciones: deleju@archimadrid.es; Tel.: 91 456 13 40; y la web: www.deleju.org