Cristianos: la tentación de huir de la política - Alfa y Omega

Cristianos: la tentación de huir de la política

«No todos estemos llamados a participar institucionalmente en la política, el compromiso político forma parte del servicio de la caridad» de todo católico, afirmó José Luis Bazán en la Jornada Cristianos y política, organizada por la Archidiócesis de Toledo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«El cristiano que expresa la verdad en el debate público es con frecuencia denigrado, sometido a mofa cuando no a virulentos ataques, negándosele incluso su derecho fundamental como ciudadano a expresarse en el espacio público», afirmó José Luis Bazán, asesor jurídico de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea, en la Jornada Cristianos y política, organizada por la Delegación de Apostolado seglar de Toledo.

Ante esta situación, el cristianos puede tener dos tentaciones: «la huida del mundo (no ser del ni estar en el mundo) y la huida hacia el mundo (ser del y estar en el mundo)», pero la posición del cristiano debe ser «la de estar en el mundo sin ser del mundo», lo que lleva al compromiso político. Sin embargo, «ello no significa que todos estemos llamados a participar institucionalmente en la política. Pero sí hemos de reafirmar que el compromiso político forma parte del servicio de la caridad».De no ser así, «una atención inadecuada a la dimensión moral de la vida social y política conduciría a la deshumanización de las instituciones sociales y políticas, consolidando estructuras de pecado».

¿Cómo ejercer nuestra responsabilidad en la vida política? En general, «es deber de todo cristiano que tenga derecho a ello participar en las elecciones organizadas legítimamente por el poder político», afirmó el asesor jurídico de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea. Además, también hay «una tarea cotidiana en al ámbito intelectual y práctico: participación activa (no activismo) en asociaciones sociales, intervención en los medios de comunicación y redes sociales, participación en movilizaciones…».

De esta tarea un cristiano no puede dimitir, pues «las circunstancias excepcionales que vive y padece la Humanidad presente son una imperiosa llamada a participar, también a través de la acción política, en la dignificación de la persona, la familia y la sociedad: desorientación moral, falta de certezas y debilitamiento de la esperanza, oscurecimiento de la ley moral natural objetiva, individualismo exacerbado, decaimiento creciente de la solidaridad interpersonal, la fragmentación de la existencia y la sensación de soledad, la apostasía silenciosa de pueblos tradicionalmente cristianos, la hostilidad laicista; la persecución de los cristianos, el estatismo que restringe amplios espacios de libertad social, un feroz resurgir de ideologías que buscan un nuevo hombre hecho a imagen y semejanza de sí mismo…», concluyó José Luis Bazán.