Libros - Alfa y Omega

Libros

Miguel Ángel Velasco

Del asombro al encuentro, hacia la Verdad podría ser un buen eslogan para este libro que el profesor José Ángel Agejas acaba de publicar, editado por la Universidad Francisco de Vitoria, bajo el título La ruta del encuentro. Como el propio subtítulo del libro sintetiza, resume los veinte años de andadura de esta Universidad católica como «una propuesta de formación integral en la Universidad». En la cumplida dedicatoria que hace el autor, habla del «genuino diálogo cultural y académico que ofrece todos los días la comunidad universitaria Francisco de Vitoria para la madurez personal al servicio de los hombres. Es un libro fundamentalmente dedicado a los buscadores de la Verdad y, como el Rector de la Universidad, profesor Daniel Sada, escribe en el Prólogo, «el reto siempre actual de la formación integral viene inspirado por nuestra misión como universidad católica, que no mira al estudiante como un intelecto desarraigado al que transmitir diversos saberes en orden a su mera formación profesional, sino como a una persona en la unidad de todas sus dimensiones y facultades, conscientes de que en esto, como en todo lo genuinamente universitario, bebemos de la tradición». El autor, profesor desde los comienzos de la Universidad y durante varios años director de su Departamento de Humanidades, confiesa desde la Introducción, humildemente, que estas 378 páginas constituyen «un primer acercamiento a las razones y los motivos de nuestra propuesta formativa». El pensamiento estructurado y completo que ofrece esta obra da cumplida cuenta de las profundas aspiraciones de fondo que la Universidad Francisco de Vitoria trata de llevar adelante tan ejemplar como eficazmente.

Don Enrique Monasterio es un sacerdote vasco que ha desarrollado casi todo su ministerio sacerdotal en capellanías de centros docentes. Desde hace años, escribe una sección fija en la revista Mundo Cristiano, titulada Pensar por libre. Se le ocurrió en 1992 en plena Plaza de San Pedro de Roma, reflexionando sobre la necesidad de animar a los jóvenes para que piensen por cuenta propia, sin dejarse anestesiar por el totalitarismo agobiante del Estado nodriza, cada día más planificador. En este libro, editado por Palabra bajo el título La buena vida, que recoge una selección de sus escritos en Mundo Cristiano, ha vuelto a las andadas, sólo que le ha dado la vuelta a lo de pensar por libre y ha puesto como subtítulo del libro un significativo y elocuente libres por pensar, que, según él, no es sólo un retruécano más o menos ingenioso; es la expresión sintética de una idea muy simple: el pensamiento libre, sin trabas ni prejuicios, nos capacita para abrirnos a Dios y alcanzar la verdad que nos hace libres. Así que Libres por pensar quiere ser una especie de catequesis desordenada, nada sistemática pero muy pegada al terreno. Ha elegido una serie de artículos que, aunque escritos hace tiempo, siguen siendo plenamente válidos para el momento actual. Y, como están escritos con el estilo terso y sugestivo que caracteriza al autor, se leen de un tirón.