Dios busca águilas mensajeras del Evangelio de la vida - Alfa y Omega

Dios busca águilas mensajeras del Evangelio de la vida

Redacción

Uno de los momentos centrales de la Jornada Da la vida será la proyección del documental La sangre y la rosa, sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe, que será en cierto sentido la principal protagonista del encuentro. Su director, Tim Watkins -en la foto, con su familia-, compartirá su testimonio, y también ha querido patrocinar el evento a través de su productora, Renegade. La vida de Tim cambió cuando, a los dos años de nacer su hijo Brian, al pequeño le diagnosticaron autismo. Ninguna de las curas que probaron dio resultado, y cinco años después «yo estaba perdiendo la esperanza. Empecé a sentir un malestar muy grande, y me perdí un poco. Todavía iba a Misa los domingos, pero era de forma mecánica. Cuando se acercó la Cuaresma, pensé en retar a Dios», yendo a Misa cada día para pedirle la curación de Brian. Su mujer ya tenía este buen hábito, «y ella parecía estar en paz» con el problema del niño. Y Dios actuó, pero no curando a Brian.

A los pocos días de comenzar la Cuaresma, uno de los sacerdotes, sabiendo que era productor audiovisual, le propuso hacer un programa de cocina para promover la comunicación en la familia. Poco después, durante un evento deportivo para discapacitados en el que participaba su hijo, «observé que esos niños estaban llenos de alegría, y pensé: Nunca van a odiar, nunca van a juzgar, sólo van a amar. Les llamamos discapacitados, pero somos nosotros los que estamos rotos y cometemos pecados. Creo que el ir a Misa cada día me ayudó a tener los ojos limpios para ver eso». Estos dos momentos «han afianzado en mí un compromiso al servicio. Ahora vivo mi vida para conocer, amar y servir no a mí mismo, sino a Dios y a mi prójimo».

Mirando atrás, Tim recuerda que comenzó su desafío de Cuaresma «desde la autocompasión. Me preguntaba ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a él? Es algo sintomático de nuestra sociedad. Tendemos a pensar en cualquier desafío como una injusticia». La peor manifestación de este egoísmo y falta de confianza en la providencia de Dios es, en su opinión, la cultura de la muerte; en especial, el aborto de los niños que se consideran imperfectos. Darse cuenta de ello ha fortalecido su compromiso «de utilizar las herramientas a mi alcance para abrir los ojos a los cegados por el egoísmo. La gente piensa que es mejor para los llamados discapacitados el no vivir», pero es «la belleza de esos que son menos capaces» la que puede motivar a otros a dedicar toda su vida a servirles. «Es -se atreve a apuntar- lo que Dios pretende» permitiendo la discapacidad.

Tres años después de esa Cuaresma especial, le propusieron dirigir La sangre y la rosa. Le fascinó la historia de Guadalupe, y también el hecho de que el nombre indígena de san Juan Diego significara águila mensajera. «Era un tipo normal, como cada uno de nosotros», y Dios le pidió ser su mensajero. «Así que, ¿por qué no nosotros?» Esto le impulsó a crear la Fundación Águila Mensajera, que «ofrece varios programas para involucrar y formar a la gente sobre cómo pueden ser verdaderos evangelizadores». Misioneros, también, del Evangelio de la vida, puesto que la Virgen de Guadalupe, que se apareció embarazada, es Patrona de la vida.