Una carrera para llevar a las niñas al cole - Alfa y Omega

Una carrera para llevar a las niñas al cole

Niños y mayores se juntan por una buena causa: acabar con la violencia que sufren las niñas más pobres. Con su programa La Luz de las Niñas, la ONG Entreculturas lucha por la igualdad entre niños y niñas. Un valor que muchos colegios también están empezando a enseñar

Rodrigo Moreno Quicios
Ester, Javier y Pablo (de izquierda a derecha) participaron en la carrera de Entreculturas con otros chicos y chicas. Foto: Rodrigo Moreno Quicios

¿Qué tal lo estáis pasando esta semana en el cole? A veces puede parecer un poco rollo, pero es más divertido que trabajar todo el día y no tener tiempo para jugar. Es lo que les pasa a muchas niñas en el mundo que, aunque aún son pequeñas, tienen que dejar el cole para llevar algo de dinero a casa y están acostumbradas a que las traten muy mal.

Aunque a veces se nos olvide pensar en estas niñas, hay personas que trabajan por ellas todos los días del año. Un buen ejemplo es Entreculturas, una ONG que puso en marcha en 2012 La Luz de las Niñas, un programa para ponerle freno a la violencia que sufren 32.000 niñas en África y América Latina.

Desde entonces, la situación de estas chicas ha mejorado mucho porque, al estudiar, tienen más posibilidades de ser libres, encontrar un trabajo y escaparse de donde las traten mal. Pero Entreculturas no se conforma con este avance y ha organizado un montón de carreras por toda España para que 12.000 niñas más puedan beneficiarse de este programa, ir al cole y mejorar su situación. «Estamos convencidos de que la educación es la estrategia más inteligente para ayudar a salir del círculo de la pobreza», nos explica Daniel Villanueva, el vicepresidente ejecutivo de Entreculturas.

Con el lema Corre por una causa, ciudades como Madrid y Zaragoza ya han celebrado estas carreras y han reunido a más de 5.000 personas dispuestas a colaborar con La Luz de las Niñas. Allí, aparte de donar algo de dinero para la educación de las niñas que viven en otros países, los participantes se han preguntado qué pueden hacer para tratar mejor a las chicas que están cerca de nosotros. Como nos cuenta Luca Fabris, el responsable de los proyectos que Entreculturas tiene en el este de África, «cada uno puede cambiar el mundo desde lo pequeño con su forma de mirar y comportarse con sus amigas y hermanas».

Eso es lo que intenta Javier, un chico de Madrid de 9 años que cada día se esfuerza por tratar mejor a sus compañeras de clase. El sábado participó en la carrera de 500 metros que Entreculturas había organizado en Madrid para los niños de su edad y quedó entre los diez primeros. Algo que le hizo mucha ilusión porque, aparte de conseguir un buen resultado, pudo apoyar a una ONG que, en su opinión, «está ayudando a las niñas para que tengan la misma educación que los niños y va a conseguir que estén alegres».

Su hermana Ester también participó en Corre por la Luz de las Niñas pero, como solo tiene 7 años, le tocó competir en la prueba de 350 metros. Cuando llegó a meta, le enseñó una lección a toda la gente que estaba viendo la carrera, pues quedó séptima y demostró que las chicas también pueden correr. Y muy rápido.

Foto: Rodrigo Moreno Quicios

La Luz de las Niñas en los coles

Aparte de organizar carreras y trabajar en los países pobres, Entreculturas también quiere que La Luz de las Niñas llegue a todos los coles de España para que sus alumnos descubran la importancia de tratar a todos por igual. «Queremos contar las historias de niñas de otros países y fomentar que los centros educativos organicen actividades que incluyan a niños y niñas», explica Jessica García, responsable de educación no formal y movilización de Entreculturas.

Para conseguirlo, la ONG jesuita colabora con más de 100 centros educativos, institutos y hasta universidades. «Tenemos equipos que van a los colegios y dan charlas sobre valores y otras realidades de otros países», nos cuenta Esperanza Vivanco, otra de las responsables de Entreculturas. Así, a través de la educación, las personas que están estudiando pueden aprender que los hombres y mujeres son iguales en dignidad y derechos. Unos valores que a veces los mayores no comprenden muy bien pero que, según Jessica García, «los niños entienden perfectamente porque no tienen prejuicios».