Francisco de Arabia - Alfa y Omega

El primer viaje de un Papa a la península arábiga, cuna y corazón del Islam, ha marcado un paso histórico de ambas religiones para trabajar juntas por la paz y la libertad religiosa. Justo en el octavo centenario de la visita de Francisco de Asís al sultán de Egipto, Malek al-Kamel, los Emiratos celebran 2019 como Año de la Tolerancia.

El príncipe heredero de Abu Dabi y principal dirigente de los Emiratos, Mohamed bin Zayed al Nahyan, recibió a Francisco de modo espectacular en el Palacio Presidencial. El 4 de febrero, la guardia de honor beduina escoltaba a caballo y con grandes banderas de los Emiratos y del Vaticano el pequeño automóvil KIA negro del Papa. A su llegada a la explanada de honores, siete aviones a reacción trazaron una gigantesca bandera del Vaticano, amarilla y blanca, sobre el cielo de Abu Dabi.

Por la tarde, en el original Monumento al Fundador de los Emiratos, los gestos volvieron a hablar por sí solos en el encuentro interreligioso promovido por el Consejo Musulmán de Ancianos. El príncipe hizo su entrada llevando de una mano al Papa Francisco y de la otra al gran imán de Al-Azhar, Ahmed al Tayyeb, principal líder espiritual de 1.100 millones de musulmanes sunníes. Representantes de las religiones, diplomáticos y periodistas nos dimos cuenta de que los esfuerzos por la concordia estaban dando resultado.

Al final de sus discursos, el Papa y el Gran Imán sorprendieron al mundo firmando el Documento sobre Fraternidad Humana. El primer gran texto común de ambas religiones afirma que «Dios, el Omnipotente, no necesita ser defendido por nadie, y no desea que su nombre sea utilizado para aterrorizar a la gente».

En un paso histórico para el Islam, el documento reconoce «el concepto de ciudadanía» y la «libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción». Por eso «condena que se obligue a la gente a adherir a una religión», y afirma que «la protección de los lugares de culto –templos, iglesias y mezquitas– es un deber garantizado por las religiones».

Al día siguiente, el Papa celebraba en la Ciudad Deportiva Zayed una Misa con 150.000 fieles, la más multitudinaria en un país musulmán, superando el récord de 100.000 establecido en Bangladés en 2017. El concepto religioso de Fraternidad Humana se abre paso.