Un héroe de la Resistencia polaca - Alfa y Omega

Un héroe de la Resistencia polaca

José María Ballester Esquivias

El pasado 19 de abril, cinco días antes de morir, Wladyslaw Bartoszewsky habló en la conmemoración del Levantamiento del Gueto de Varsovia, del que era un testigo vivo. Fue la última demostración de un compromiso con Polonia que empezó con 17 años cuando, al ser invadido su país por las tropas alemanas, se alistó como camillero. Era septiembre de 1939. Exactamente un año después, sufrió el yugo del ocupante nazi al ser detenido en una redada. Su destino fue Auschwitz y su número de prisionero el 4427.

Gracias a la Cruz Roja, pudo salir de tan siniestro lugar al cabo de unos meses. Pero lo que vio le marcó de por vida. De ahí su inmediata adhesión a la Resistencia, en cuya estructura ascendió rápidamente los peldaños: en el otoño de 1942, ya era un miembro muy activo del Comité de Ayuda a los Judíos, de nombre secreto Zegota, que dependía del Gobierno polaco exiliado en Londres.

Al mismo tiempo, Bartoszewsky -que a lo largo de su vida mostró una especial habilidad en simultanear varias actividades- ejercía de periodista en dos revistas católicas. Sin embargo, exhibió su valía en los dos acontecimientos más señalados de la II Guerra Mundial en Polonia. Durante el Levantamiento del Gueto de Varsovia, entre abril y mayo de 1943, asistió a los judíos perseguidos; y en el verano de 1944, participó en el Alzamiento de la capital, desempeñándose como propagandista radiofónico.

Su obligada huída de Varsovia tras el fracaso de la operación fue un estímulo más para seguir resistiendo hasta el final de la guerra. Le tocó entonces participar en otra resistencia, mucho más larga: de objetivo nazi Bartoszewsky se convirtió en uno de las personas más acosadas por el régimen comunista: durante cuatro décadas, su existencia estuvo plagada de detenciones arbitrarias. Su calvario comenzó en 1946 cuando se hizo miembro del Partido del Pueblo Polaco, que no tardó en ser disuelto. El peor momento fue el lustro que pasó, de 1949 a 1954 entre los barrotes de varias cárceles.

Tal vez su única satisfacción en aquellos años fue el poder viajar en 1963 por varios países democráticos, entre ellos Israel, que aprovechó su presencia para distinguirle como Justo entre las Naciones por su protección a los judíos. Años más tarde, fue investido ciudadano honorario del Estado hebreo.

No se exilió, sus convicciones nunca flaquearon y estuvo presente en todas las iniciativas opositoras. El 21 de agosto de 1980, fue uno de los primeros en firmar el manifiesto de apoyo al recién nacido sindicato Solidaridad. Ya en democracia, Bartoszewsky fue embajador en Austria y participó en varios gobiernos -ostentó dos veces la cartera de Exteriores- y fue hasta el final un referente moral de Polonia. Sin ir más lejos, fue crítico con Lech Kaczynsky: no compartía su empeño en reavivar tensiones con Alemania y Rusia. Bartoszewsky era ante todo pacífico, liberal y europeísta.

José María Ballester Esquivias / ABC