Venezuela: «Que nos dejaran manifestarnos por Guaidó dio esperanza a la gente» - Alfa y Omega

Venezuela: «Que nos dejaran manifestarnos por Guaidó dio esperanza a la gente»

El cardenal Porras pidió que los sacerdotes acompañaran las manifestaciones del miércoles. Muchos curas, religiosas y católicos obedecieron. «En mi rebaño hay chavistas y opositores y tengo que atenderlos a todos –afirma un sacerdote del estado de Aragua–. Pero fui a la manifestación para mostrar que la Iglesia está con su gente»

María Martínez López
Foto: Federico Parra

Calma tensa y esperanzada. Es la sensación que transmiten las voces que llegan desde Venezuela a Alfa y Omega. El país parece haber tomado aire tras las manifestaciones multitudinarias que el miércoles 23 acompañaron la jura como presidente del hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, frente al mandato ilegítimo de Nicolás Maduro.

«El simple hecho de que nos hayan dejado concentrarnos dio a la gente mucha esperanza», relata desde el barrio de La Pastora, en Caracas, Mariam Morales, enfermera y responsable de un dispensario de la ONG ARCORES, de los agustinos recoletos. Aunque su alegría ante la perspectiva de un cambio político queda apagada por la tristeza que le causa la muerte de al menos una quincena de personas en las manifestaciones de los días anteriores, en las que sí hubo violencia y represión.

«Yo vivo al lado del Tribunal Supremo y el martes hubo jaleo porque quemaron la casa del chavista fallecido Robert Serra», convertida en un centro cultural dedicado a Hugo Chávez, «y una fábrica de telas que hay al lado. No muy lejos hubo muchos disparos y heridos, y varios chicos que conocemos fueron detenidos», narra desde La Pastora.

El jueves por la tarde los pacientes acudieron al dispensario con normalidad, aunque por la mañana sí hubo menos visitas. «Dos médicos tampoco vinieron, porque viven en zonas de mucha violencia».

Manifestaciones masivas

En Maracay, entre Caracas y Valencia, «ha estado todo tranquilo a pesar de la crisis –narra el sacerdote diocesano Tony Medina–. La concentración del miércoles fue multitudinaria, ni nosotros mismos lo esperábamos. Pero toda tranquila y en armonía. No hubo violencia, vandalismo ni represión como en otras marchas. Ni la Policía ni los militares intentaron nada, más bien custodiaban el centro».

Es a esta oleada de concentraciones con motivo del juramento de Guaidó a la que el arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas, cardenal Baltazar Porras, invitó a los sacerdotes a acudir de forma pacífica y no partidista, para acompañar y proteger al pueblo. «Yo no me lanzo ni a unos ni a otros –matiza el padre Medina–, simplemente apoyo a mis feligreses, que son los que sufren. Hacemos bolsas solidarias y damos comida a los necesitados. Y tengo que atender con visión sacerdotal a todo mi rebaño, en el que hay chavistas y opositores. Pero fui a la manifestación para mostrar que la Iglesia está con su gente».

También Morales acudió a la concentración en Caracas «con todos los sacerdotes de la parroquia y las carmelitas que viven cerca. Íbamos con rosarios, banderas del Vaticano y de Venezuela, y la gente se alegraba mucho de vernos y nos pedía la bendición. Mientras estuvimos nosotros se mantuvo un clima pacífico».

Alegría… y miedo

Sobre por qué se han precipitado los acontecimientos esta semana, ninguno de los dos lo tiene muy claro, más allá del hartazgo por la inflación y el desabastecimiento, unido a la perpetuación de Maduro en el poder. «El barrio de Cotiza, lleva como un año sin agua –explica la enfermera–. Fue allí donde se pronunciaron los militares contra Maduro. Y eso hizo que la gente despertara y saliera a la calle», especula.

También tiene la impresión de que, mientras antes se manifestaban contra Maduro principalmente personas «con dinero, ahora estamos de todas las clases sociales». Pero reconoce que «hay muchos rumores pero no tenemos acceso a la información. El miércoles todas las emisoras de radio pusieron música. Solo nos llegan cosas por las redes sociales, cuando no se va la señal».

«Hay mucha gente contenta y esperanzada de que vaya a haber un cambio –ratifica el padre Medina–. Pero no sabemos cuándo ni cómo, hay que esperar. Otros están asustados, y también es normal. He visto gente comprando comida y a los abuelitos en el banco cobrando su pensión por si pasa algo grave». Y quienes no tienen internet siguen con su vida cotidiana, «tratando de sobrevivir al día a día».

Aunque la situación se haya calmado en los últimos días, Mariam afirma que «veo a la gente más agresiva» que en el pasado. Por ejemplo, «no se de dónde las están sacando, pero a veces lanzan granadas cuando pasan los militares» que defienden al Gobierno (no los sublevados). Con cierto fatalismo, apunta que «ya nos veníamos preparando psicológicamente para la violencia, porque sabíamos que era inevitable».

«La gente entiende que hace falta diálogo»

Es el riesgo contra el que advierte constantemente la Iglesia, que tanto desde la Santa Sede como desde la Conferencia Episcopal Venezolana apuesta por el diálogo y una salida pacífica. «Hay gente que no lo entiende –admite el sacerdote de Maracay–. Cada quien barre para su lado. Yo les explico que, como sucesor de Pedro y vicario de Cristo, el Papa no va a hablar de nada que no sea paz y diálogo, nunca va a generar violencia. Y lo comprenden. Lo que pasa es que ha habido mucha desesperación y decepción de ver que los políticos prometen y prometen y nunca cumplen».

Pero, en realidad, a lo que más acuden a él los feligreses es a desahogarse. «Yo callo, los escucho, e intento darles una palabra de aliento y ayudarles en lo que puedo», también repartiendo comida y otras formas de ayuda.

Por otro lado, «la gente está muy deseosa de Dios. El miércoles y el jueves pensé que no iba a venir gente a la Misa, pero sí vinieron. En Navidad hemos tenido que sacar sillas a la calle. Y yo solo predico la Palabra de Dios. Les digo que, más allá de salir a las calles, violentar, buscar acá o allá, con rodilla en piso [rezando] se resuelve mucho más de lo que se pueda imaginar».