Luis del Val: «La Virgen del Pilar es como de la familia» - Alfa y Omega

Luis del Val: «La Virgen del Pilar es como de la familia»

Rodrigo Pinedo
Foto: José Luis Bonaño

Luis del Val (Zaragoza, 1944) recibió el miércoles el Premio ¡Bravo! de radio, concedido por la Conferencia Episcopal Española. En sus comentarios, que pueden escuchar los oyentes de La Mañana de COPE, le gustaría «poder decir que España tiene una de las tasas de paro más bajas de la Unión Europea». A veces se le atraganta «la tontería contemporánea».

Premio Ateneo, Premio Ondas, Premio Café de Gijón… y este miércoles recogió el ¡Bravo! por su trayectoria radiofónica. ¿Hace ilusión que le premien los obispos?
Me ha causado una enorme sorpresa. Y satisfacción, claro. No conozco a nadie que trabaje para que le den un premio, pero también me es desconocido que exista alguien a quien no le halague recibir un reconocimiento. Si además existe una relación con una de las empresas en la que trabajas, se añade una cierta comodidad emocional.

Al volver la vista, ¿qué es lo que más satisfacción le produce?
Haber conocido a mi mujer y a mis hijos. Son dos mujeres y un hombre que tienen unas cualidades excepcionales, de las que yo carezco.

¿Qué ha mantenido de su formación como profesor a lo largo de su carrera?
En el subconsciente, aunque creamos que no, pervive un cierto sentido de la didáctica, de explicar de manera clara lo que quieres expresar. Y, en el consciente, el miedo a aburrir. Si una persona se ha gastado 20 euros en comprar una novela tuya y no le gusta, eso no depende de ti. Pero, si le has aburrido, le has estafado, y esa responsabilidad es del autor. Y lo mismo en la radio o en el periódico. Una cosa es que coincida o rechace lo que dices, pero, si aburres a quien te oye, has fracasado y no es justo que te paguen por ello.

¿Su paso por la política [fue diputado por la UCD] le ha curtido a la hora de analizar qué hacen los políticos o los de antes estaban hechos de otra pasta?
Solo se curten las pieles de animales muertos. Y, sí, me siguen sorprendiendo algunos comportamientos. Pero no estábamos hechos de otra pasta, ni éramos mejores, ni peores. Lo que sucedió es que, en aquel aluvión, éramos profesionales de otros lugares que pasamos por la política de manera circunstancial. Bastantes se quedaron, pero no era una carrera que empezara en las juventudes del partido y te llevara de concejal a diputado autonómico y de ahí a diputado o senador, sin haber pasado nunca por una entrevista de trabajo en una empresa privada.

Comenta la actualidad cada mañana. ¿Se le atraganta algún verso?
Se me atraganta la tontería contemporánea.

¿Qué noticia le gustaría dar?
Las mises dicen eso de la paz en el mundo, pero, como soy más feo, más viejo y más escéptico, no voy a caer en el tópico. Rebajando las expectativas, y ciñéndonos a lo próximo, sería reconfortante, un día, poder decir que España tiene una de las tasas de paro más bajas de la Unión Europea.

Un día del Pilar dedicó unas sentidas palabras a la Virgen. ¿La tiene presente en su vida?
De niño, la plaza del Pilar era una zona ajardinada, a donde me llevaba mi madre a jugar, porque vivíamos cerca. Muchos días, íbamos a buscar a mi padre, que trabajaba en un comercio a 100 metros del Pilar, luego entrábamos a ver a la Virgen, y volvíamos a casa. Los últimos años de la vida de mi madre, siempre que iba a verla a ella, bajábamos hasta El Pilar y, en la basílica, me apretaba con fuerza la mano. Para mí la Virgen del Pilar es como de la familia.

¿Usted acude a Ella con jotas o sí acostumbra a rezar?
Hay una jota que dice así: «Entré un día a ver la Virgen / y como no sé rezar / canté una jota espacico / y vi a la Virgen llorar». La columna que sustenta a la Virgen, de mármol, puede besarse por detrás. Y, de tantos besos, se ha horadado el mármol. ¿Hay alguna manera más bella de rezar?

¿Por qué da gracias Luis del Val?
Por la vida.

¿Y qué pide?
Más ética y menos egoísmo. Más justicia y menos vanidad. Empezando por mí, claro.