Cáritas concluye la instalación de puntos de recogida de ropa - Alfa y Omega

Cáritas concluye la instalación de puntos de recogida de ropa

Con la instalación de puntos de recogida, la iniciativa Moda re-, que pretende sustituir los roperos parroquiales por tiendas de segunda mano, ha llegado a Madrid. El próximo paso será abrir un local en el que los más desfavorecidos puedan obtener ropa a coste cero

Rodrigo Moreno Quicios
A través de sus tiendas, Moda re- pretende dignificar la entrega de ropa a personas en situaciones de vulnerabilidad. Foto: JCahué Photo

Ya están listos todos los preparativos. Esta semana, Cáritas Diocesana de Madrid ha terminado de instalar los 123 puntos de recogida con los que garantizará en el futuro la vestimenta a las personas sin recursos. De este modo, pretende dejar los roperos parroquiales en el pasado y desarrollar un nuevo modelo de ejercer la solidaridad. A través de una tienda con el nombre Moda re-, que la institución prevé inaugurar en primavera, los usuarios podrán conseguir la ropa depositada en estos contenedores a coste cero. Una iniciativa que ya está implementada en otras 30 diócesis españolas. Madrid, incorporada recientemente al proyecto, toma nota de la experiencia del resto de territorios.

Aunque Cáritas Madrid comenzó a instalar sus contenedores en noviembre de 2018, los responsables de Moda re- ya conocen qué recipientes han tenido una mejor acogida. Con esta información, han optimizado sus itinerarios para frecuentar más a menudo los que se llenen antes. «Estamos modificando las rutas de recogida de donaciones para ser más eficientes gracias al contacto con nuestras vicarías y parroquias», explica Manuel López, coordinador del almacén de la iniciativa, situado en Getafe.

Cada semana, los cuatro empleados de inserción que trabajan en esta nave envían las donaciones en un camión de 16 toneladas a una planta integral en Barcelona. «Aunque, visto el crecimiento que estamos teniendo, posiblemente en febrero enviemos dos furgones a la semana», pronostica López. Una vez llegan las prendas a esta planta, se clasifican, higienizan y reparten entre las diferentes tiendas de Moda re-. Un proceso fundamental pues, según apunta Salvador García, director del Servicio Diocesano de Empleo, «en la tienda solo vamos a vender la ropa de primera categoría».

El fin de los roperos parroquiales

Moda re-, que ha gestionado más de 90 millones de prendas en 2018, tiene una fórmula sencilla y discreta para hacer llegar la ropa a quienes la necesitan en el mismo lugar en el que otros la compran como en cualquier tienda de segunda mano.

El primer paso comienza en las parroquias, donde los usuarios de Cáritas que necesiten vestimenta reciben un vale. Con él pueden dirigirse a cualquier tienda de Moda re-, probarse el producto que prefieran y pagar la totalidad del importe con el bono. «Queremos modernizar el modelo del armario ropero y normalizar la entrega de las prendas para que las familias vulnerables sean atendidas en nuestros establecimientos como cualquier cliente», cuenta Alexandra Gonzales, responsable de la fundación Formació i Treball, cuyo proyecto de reciclado textil con 25 años de experiencia en Cataluña inspiró la iniciativa Moda re- y se ha integrado en la iniciativa.

Para los beneficiarios de Cáritas «es muy diferente ir a pedir que a comprar», opina una de sus voluntarias. Para Marimí Entrena, feligresa de la parroquia madrileña Santa María del Bosque, un problema al que siempre se ha enfrentado la institución es que su ropa tradicionalmente «se ha considerado vieja y para pobres aunque pareciera recién salida de la tintorería». Por ese motivo, considera que «debemos adaptarnos a los nuevos tiempos» a través de iniciativas como Moda re-, pues consigue que la persona vista las prendas sin ninguna vergüenza. «Al elegirla ellos mismos y poder probársela, es mucho más digno», explica Rubén Requena, coordinador nacional de la iniciativa.

Esta nueva fórmula, más respetuosa con la dignidad del beneficiario, ha provocado, según Requena, que «allí donde se ha implantado Moda re-, los roperos estén desapareciendo». No obstante, cada diócesis tiene libertad para poner en marcha o no el proyecto y, en caso afirmativo, las parroquias también pueden elegir si mantener o desmantelar su ropero. Sin embargo, independientemente de su elección, Cáritas ofrece formación a sus voluntarios para que presten una ayuda cada vez más humana. «El arciprestazgo organiza unos cursos de sensibilización en los que se forma en muchos otros aspectos diferentes al ropero, como la acogida o la búsqueda de empleo», explica Entrena.

Con el dinero obtenido a través de la venta de ropa de segunda mano, Cáritas rehabilita laboralmente a personas en inserción. Foto: JCahué Photo

Ropa con valores

Los productos de Moda re- no son solo para los usuarios del ropero de Cáritas. Al vender estas prendas al público general se les da una segunda vida. «Un pantalón vaquero necesita casi 10.000 litros de agua para ser fabricado, pero si yo reciclo uno estoy ahorrando esa cantidad», subraya Rubén Requena. Según RefScale, una herramienta que permite calcular el impacto medioambiental en la producción de textiles, el proyecto de Cáritas ya ha conseguido ahorrar 56 millones de metros cúbicos de agua y casi 700.000 toneladas de CO2.

La iniciativa pretende generar nuevos hábitos de consumo entre sus clientes. «Hasta hace poco estábamos muy por detrás en el uso de ropa de segundo mano respecto al resto de países europeos. Ahora estamos aprendiendo poco a poco», opina Enrique Osorio, uno de los responsables de Koopera, una cooperativa de empresas de inserción social impulsada por Cáritas con especial presencia en Bilbao.

Especializada en el reciclaje textil desde hace más de 25 años, Koopera se ha convertido en el modelo a seguir en ciudades como Madrid, donde el proyecto Moda re- aún se encuentra en una fase incipiente. «El desarrollo de la economía circular es necesario en el sector textil, y se va a dar sí o sí», profetiza el responsable de esta cooperativa que en 2018 gestionó más de 18.000 toneladas de ropa.

Romper con los estereotipos

Sin embargo, para desarrollar una nueva cultura de consumo, no es suficiente con confiar en la buena voluntad del cliente. También es necesario ofrecer una atención personalizada y presentar los productos de forma atractiva. Algo en lo que Alberto Martín, responsable de la tienda de Moda re- en Soria, tiene experiencia. «Mucha gente, al oír hablar de una tienda de segunda mano llevada por Cáritas se esperan ver un mercadillo… pero cuando nos descubren rompen con sus estereotipos», opina.

«Tenemos nuestro tipo de música, luz cálida y un ambientador que la gente ya identifica con la tienda», explica Martín. Gracias al cuidado de estos elementos, la tienda de Moda re- ha cosechado un gran éxito en Soria. «Teníamos el temor de que las grandes cadenas nos quitaran clientes, pero la gente ya conoce nuestro producto y tenemos una clientela muy fiel», presume. Eso sí, a pesar del buen funcionamiento de la tienda, su responsable no pierde de vista el motivo de su existencia. «Lo que nos diferencia de una empresa normalizada es que trabajamos con la gente en inserción para que vuelvan a ser empleables», recuerda.

Entre sus diferentes objetivos, Moda re- pretende combatir la estigmatización del uso de ropa de segunda mano. Foto: Isabel Permuy

Una segunda oportunidad

Las más de 100 tiendas que forman parte de Moda re- ya han creado más de 750 empleos, de los cuales 450 están ocupados por personas en riesgo de exclusión social. «Las empresas que se han puesto en marcha con este proyecto forman parte de la economía social y solidaria por lo que, cuando nacen, no tienen ánimo de lucro y su objetivo es generar el mayor empleo posible», explica Rubén Requena.

Para conseguir estas cifras, estas empresas impulsadas por Cáritas prescinden de la colaboración de voluntarios y cubren todos los puestos de responsabilidad posibles con personas con biografías complejas. «Tenemos el personal de estructura mínimo para coordinar los equipos y acompañar a estar personas», comenta Alexandra Gonzales. Según la responsable de Formació i Treball, su fundación pretende así devolver los buenos hábitos a sus beneficiarios para que «en el momento en que esa persona esté empoderada, dé el salto al mercado laboral».

«La idea es que consigamos un trabajo fuera del proyecto y lo podamos mantener», explica Fran, uno de los empleados de inserción que trabajan en el almacén que Moda re- tiene en Getafe. Aunque en su momento comenzó a estudiar Derecho, Fran ve muy complicado terminar la carrera «ahora que ya tengo hijos», por lo que cree que estudiar un grado medio en Informática puede ser la solución que busca para volver a valerse por sí mismo.

Este empeño en rehumanizar a los trabajadores es un modus operandi que comparten todas las iniciativas que forman parte de Moda re-. Aparte de proporcionar trabajo a personas en situación de vulnerabilidad, estas empresas de inserción cuentan con psicólogos, pedagogos y educadores «que fortalecen a estas personas para que se puedan incorporar al mercado laboral», comenta Gonzales.

Pero no es la única formación que reciben en estas empresas pues, aparte del acompañamiento personal, también cuentan con un asesoramiento laboral que les permite «salir del proyecto siendo capaces de hacerse cargo de una tienda o ser encargados», celebra Enrique Osorio. Algo muy positivo según el responsable de Koopera, quien sostiene que «al hacer esto estás favoreciendo que el empleo de inserción sea más cualificado y que estas personas puedan integrarse en el mercado laboral ordinario».

A la espera de que Moda re- siga expandiéndose por todo el territorio, sus responsables piden la colaboración de las personas interesadas en cambiar su forma de consumir, proteger el medio ambiente o crear empleo de inserción social. Una tarea que no solo puede realizarse donando prendas en los contenedores de Cáritas pues, como recuerda Alexandra Gonzales, «también se puede apoyar el proyecto mediante la compra en tienda».