Suntia, ejemplo de coraje contra el mal - Alfa y Omega

Suntia es una chica hermosa que nació en Nigeria y a la que su padre llevó a Sierra Leona cuando era pequeña. La puso a trabajar de sol a sol, le pegaba si no vendía lo suficiente y por las noches abusaba sexualmente de ella. Las heridas emocionales le dolían tanto como las físicas, pero no poder ir a la escuela era su mayor dolor. Sin embargo, en esos cruces de caminos de la vida se encontró con Don Bosco y una luz brilló para ella.

El mal a menudo golpea duro. «El misterio de la iniquidad», como lo llamaba san Pablo, tiene raíces profundas. Sus frutos más inmediatos son el dolor y el sufrimiento, sobre todo de los más pequeños, vulnerables e inocentes. Ya lo decía el increyente de la novela La Peste de Camus: «Tengo otra idea del amor. Y rechazaría hasta la muerte amar una creación en la que los niños son torturados». El mal puede empujar a la inscreencia y desconfianza en la creación.

La cuestión es nunca dejarse derrumbar por el mal. Suntia luchó siempre y le hizo frente con coraje y con fuerza. Con la ayuda de Don Bosco terminó la Secundaria y no solo superó el trauma de la violación, sino que está estudiando Trabajo Social en la universidad y me ha dicho orgullosa: «Un día entré en Don Bosco como beneficiaria; un día volveré como trabajadora social». De hecho, ya es junior staff en el programa de rehabilitación de niñas que viven en situación de prostitución.

«Nosotros hemos conocido y creído en el Amor» (1 Jn 4, 16). Este es mi lema sacerdotal y cada día me da energía para seguir luchando por la justicia. Porque allí donde hay concentración de mal, como en Sierra Leona, Dios me pide que yo sea su corazón, sus ojos, sus manos y sus pies para que haya al mismo tiempo una concentración de misericordia. La presencia del mal en el mundo me ayuda a creer más fuertemente en el Amor. Él me pide que sea esponja, que absorba dolor y que lo transforme en amor. Yo sigo creyendo, no a pesar de sino desde las situaciones de mal que me toca vivir a diario. Mi idea de Dios es la de un Dios con nosotros, empático, cercano, que sufre y se alegra con sus criaturas.

Recién empezado 2019, te auguro un año alegre, lleno de luz y de paz. Pero si el mal llega a golpear tu puerta con su cuota de sufrimiento, no te achiques, no te deprimas, no dejes de creer. Al contrario, conviértete en esponja, abraza la cruz (Mt 16, 24) siempre, inmediatamente y con alegría, que allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.