Los guiños de la vida - Alfa y Omega

Estos días parece que las hojas del calendario pasan apresuradamente, todo se acelera… Vivimos esos nervios que nos hacen estar en tensión, días en los que los sentimientos se entremezclan, por un lado, la tristeza, la nostalgia de la distancia, la añoranza de los seres queridos, los olores y los colores de la tierra. Por otro, la alegría de la fiesta. Los reencuentros nos hacen vislumbrar que la acogida y la integración son posibles.

Las visitas que entre diciembre y enero tenemos nos llenan de sentido al experimentar que para muchas mujeres somos sus referentes, se crean vínculos difíciles de explicar. La Navidad nos habla de nuevas llegadas, acogidas, aperturas, esperanzas. Para quienes creemos en Jesús hecho Humanidad la Navidad es un momento lleno de Presencia.

La fiesta de Navidad se ha convertido en una fecha significativa de encuentro, un motivo de alegría. En un espacio de tres horas, risas, abrazos, anécdotas, más de 100 personas yendo y viniendo: profesionales, voluntarias, voluntarios, mujeres que están o han estado a lo largo de los años, mujeres con sus hijos e hijas que año tras año acuden a la convocatoria del encuentro, del compartir… En casa lleva días el buzón de los Magos. Vuelven a sorprendernos. Leyendo las cartas delante de la televisión, me parece estar en dos mundos paralelos: mientras los anuncios nos invitan a consumir, sus líneas llenas de agradecimientos, escritas algunas en su lengua materna, piden «…un favor divino, más felicidad para todo el mundo»; «he salido de mi país y mi regalo es el aprendizaje del español como primer paso para continuar formándome y encontrar trabajo», «este año mucho amor para todas las personas, me gustaría seguir creciendo y conseguir las cosas que me propongo, ayudar a mi mamá y a mi familia»; «el regalo de ser independiente y libre»… Así una tras otra. Y en la última línea, un «si se pudiera», un secador, unas zapatillas de estar en casa, una plancha para el pelo, una maleta…

Se podrá gracias a la generosidad de algunas personas. Nos gustaría ser magas para los deseos del corazón. En medio de tanto sufrimiento se abre hueco la sorpresa, lo genuino del corazón, los guiños que nos da la vida.