Vicario apostólico en Alepo: «EE. UU. abandona a los kurdos tras haberlos utilizado» - Alfa y Omega

Vicario apostólico en Alepo: «EE. UU. abandona a los kurdos tras haberlos utilizado»

La Iglesia siria ve más cerca el final de la guerra, pero cree que, a largo plazo, la paz solo llegará tras un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia

María Martínez López
Foto: Zoe Garbarino/U. S. Army

La Iglesia en Siria ha recibido con optimismo moderado la noticia de la retirada de las tropas estadounidenses. «Siempre nos alegramos cuando las fuerzas y grupos armados extranjeros se retiran, liberando el campo y dejando a los sirios la responsabilidad y la libertad de afrontar y resolver sus propios problemas», ha afirmado a la agencia Fides monseñor Georges Abou Khazem, OFM, vicario apostólico de Alepo para los católicos de rito latino.

La orden que da inicio al repliegue fue firmada el domingo por el general James Mattis, secretario de Defensa, que sin embargo no comparte esta decisión del presidente Donald Trump. Es una de las últimas órdenes que firmará Mattis, pues anunció su salida de la Administración solo un día después de que este, el 19 de diciembre, proclamara la «derrota» del Daesh y anunciara la salida de los 2.000 soldados estadounidenses desplegados en Siria.

Para el obispo caldeo de Alepo, monseñor Antoine Audo, la decisión de Estados Unidos «es una confirmación más de que Siria, aunque de forma lenta y fatigosa, se encamina hacia el final del conflicto». Esa es, al menos, «la impresión general que se respira en el país».

El futuro de los kurdos

Los obispos sirios, con todo, son conscientes de las posibles consecuencias del repliegue. «¿Qué les pasará ahora a los kurdos? ¿Con qué pretensiones avanzará Turquía contra ellos? –se pregunta monseñor Khazem–. Estados Unidos está abandonando a los kurdos después de haberlos utilizado. No sabemos qué implicará para ellos esta decisión».

Su homólogo caldeo, que ha visitado recientemente el noreste del país, explica que en conversaciones con los propios kurdos asegura que «el 90 % no cree en un Estado autónomo, porque no tienen los números y la fuerza para gestionarlo. Por eso les parece más conveniente acogerse bajo el paraguas del Estado sirio».

Reforma constitucional

Con la salida militar de Estados Unidos, queda también el interrogante de cuál será la postura del país respecto a la creación de un Comité Constitucional. Los ministros de Turquía (que apoya a los rebeldes) y Rusia e Irán (valedores de Al Assad) se reunieron la semana pasada en Ginebra con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. La primera convocatoria del Comité podría tener lugar en las primeras semanas de enero.

En octubre, la Comunidad de Sant’Egidio sentó a la mesa a 15 representantes de la oposición moderada y de las minorías étnicas y religiosas sirias, que presentaron sus propias propuestas para una reforma constitucional.

«Los cristianos no necesitamos dinero. Necesitamos paz»

De momento, parece que Estados Unidos opta ahora por desentenderse del futuro del país, y sustituir su implicación por algunos gestos centrados en la protección de las minorías étnicas y religiosas. Ese es el objetivo de la ley promulgada hace unas semanas, en la que se califica de «genocidio» la persecución yihadista a las minorías cristianas y yazidíes en Siria e Irak. El país, además, se compromete a perseguir a sus responsables y a ayudar económicamente a estos grupos.

Pero monseñor Khazen también es escéptico a este respecto. Irak y Siria –responde– «podrían ser ricos». «No necesitamos el dinero de los demás. Necesitamos paz. Pedimos que no se fomente la guerra, y con la paz podrán mejorar las condiciones también económicas de todo el pueblo, incluidos los cristianos».

A largo plazo, monseñor Audo cree que Estados Unidos seguirá presente en el futuro del país. De hecho, apuesta por que a la solución final del conflicto se llegará por medio de un «acuerdo entre los americanos y los rusos, en el cual cada uno ejercerá su influencia sobre un sector distinto del país».

En cuanto al problema de fondo del extremismo islámico y los movimientos que inspira es «interno de la religión, tiene que ver con el encuentro con la modernidad, con la libertad de conciencia, con el choque entre sunitas y chiitas alimentado desde fuera. Nosotros como cristianos podemos contribuir favoreciendo el diálogo y el contraste [de ideas]. Este desafío representa al mismo tiempo nuestra vocación».