«Los laicos asumen la responsabilidad de defender a sus hermanos perseguidos» - Alfa y Omega

«Los laicos asumen la responsabilidad de defender a sus hermanos perseguidos»

Ayuda a la Iglesia Necesitada constata un empeoramiento de la libertad religiosa en el mundo. Uno de cada cinco cristianos vive en países donde hay persecución o discriminación religiosa. A la vez, una nueva sensibilidad se abre paso en la opinión pública y en la política

Ricardo Benjumea
La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona se iluminó el 23 de noviembre de rojo para sensibilizar a la sociedad sobre la persecución religiosa en el mundo. A la iniciativa de Ayuda a la Iglesia Necesitada se sumaron monumentos de todo el mundo, como el Coliseo de Roma, el Cristo Redentor de Río de Janeiro o el Parlamento Británico en Londres. En París, además de la basílica del Sagrado Corazón, se iluminaron de rojo la Gran Mezquita, una de las principales sinagogas y la catedral ortodoxa. Foto: EFE/Alejandro García

Seis de cada diez personas viven en países donde no se respeta la libertad religiosa. Esta es una de las principales conclusiones del Informe 2016-2018 de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN en sus siglas en inglés). El estudio abarca el mundo entero (196 países) y recoge las vulneraciones de este derecho independientemente de la religión de la víctima.

Como primera valoración, el director nacional de ACN en España, Javier Menéndez Ros, destacó que en el período analizado (de junio de 2016 a junio de 2018) «se ha producido un deterioro importante de la libertad religiosa en el mundo», debido al agravamiento de la situación en países con amplio historial de incumplimientos, como China, India o Arabia Saudí. Tres cuartas partes de las víctimas de persecución –añadió– son cristianos. 327 millones de fieles de esta religión, según ACN, viven en lugares donde existe persecución, y otros 178 millones en países donde hay discriminación severa.

Menéndez Ros lamentó la escasa atención informativa que recibe este problema en Occidente. Algo se empieza a mover, sin embargo, en el ámbito político. Marcela Szymanski, editora jefe del informe, es también la responsable de Relaciones Internaciones de Ayuda a la Iglesia Necesitada, su lobista jefe. La mayor parte de su tiempo lo pasa entre Bruselas, Ginebra y Nueva York, sede de las principales organizaciones internacionales. Una de sus responsabilidades consiste en contactar con los responsables políticos que van a visitar a algún lugar donde se violan los derechos de las minorías religiosas: «¿Qué le parecería leerse estas cuatro páginas sobre tal país?». Aunque con el tiempo, «cada vez son más los políticos los que se dirigen a nosotros para preguntarnos. Nos piden información actualizada, y si no la tenemos en ese momento, se la conseguimos rápidamente a través de nuestras fuentes locales. Tal vez la razón no sea la más feliz, pero existe hoy una mayor concienciación sobre la persecución religiosa».

Gracias a ello, prosigue, «hace dos años conseguimos por fin que el Parlamento Europeo introdujera en un documento la fórmula “minorías religiosas, incluyendo a los cristianos”. Costó sangre, sudor y lágrimas, pero se va venciendo la resistencia de los políticos a hablar de “cristianismo” por miedo a no ser políticamente correctos».

Primero fueron países del este como Polonia o Hungría –con la contraindicación, reconoce Szymanski, de la utilización de la religión para justificar otro tipo de intereses en aspectos como las políticas migratorias–, pero esos cambios –asegura– se han ido extendiendo a Francia o Alemania, que han puesto en marcha programas de ayuda específicas para las minorías religiosas perseguidas en Oriente Medio, especialmente en Irak.

Es un cambio, a su juicio, que sigue al que se ha operado en la opinión pública. «El hecho de que a muchas personas las persigan por ser cristianas ha provocado entre los europeos una mayor conciencia de su tradición cristiana. Esto es lo que detecta el último informe del Pew Research Center. Aunque no se estén llenando las iglesias, si preguntas: “¿es usted cristiano?”, más gente te dice ahora que sí».

Pero ante «la fe de titanio de los cristianos perseguidos», que «ni siquiera ante la amenaza de muerte reniegan de su fe», el mayor «efecto movilizador» se ha producido claramente entre los cristianos más comprometidos. Con el añadido de que «son los laicos los que están tomado la iniciativa; han asumido que la jerarquía tiene otros muchos problemas y que defender a sus hermanos perseguidos es una responsabilidad que les corresponde directamente a ellos». «Así es como tiene que ser –concluye–, porque estamos en el siglo de los laicos».