Julián Barrio: «Europa debe ser un continente abierto y acogedor» - Alfa y Omega

Julián Barrio: «Europa debe ser un continente abierto y acogedor»

En una conferencia en el Departamento de Cultura del Consejo de Europa en Estrasburgo defendió que el Camino de Santiago confirma que el cristianismo ha configurado el Viejo Continente y, por tanto, tradición de la que es inseparable

Redacción
Foto: Archicompostela

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio Barrio, impartió este lunes una conferencia sobre el Camino de Santiago en Estrasburgo, en el Departamento de Cultura del Consejo de Europa, donde aseguró que «la peregrinación jacobea descubre que el cristianismo ha configurado una Europa abierta y, por lo tanto, puede integrar nuevos elementos». Esto supone que Europa debe ser un continente «abierto y acogedor, que continúe realizando en la actual globalización, no sólo formas de cooperación económica, sino también sociales y culturales».

En su intervención, Barrio insistió en la idea de que «el Camino de Santiago y el continente europeo forman un todo inseparable en el fondo de nuestra historia milenaria». De tal suerte que no es posible pensar en Europa sin tener en cuenta el profundo intercambio generado por la peregrinación jacobea y su camino. En coherencia, resulta «indudable que Europa nace y da sus primeros pasos en un Camino que conducía a Compostela».

De igual modo se preguntó cuál es el papel del Camino en Europa. Aquí hizo suyas las palabras de Juan Pablo II para afirmar que «Europa entera se ha encontrado a sí misma alrededor de la memoria de Santiago, en los mismos siglos en los que ella se edificaba como continente homogéneo y unido espiritualmente». E insistió en que «el peregrino jacobeo contribuye efectivamente a la construcción de la única Europa posible: la que tiene una referencia espiritual con sus principios morales y sociales, su cultura, su arte y su sensibilidad, es decir que tiene sus raíces en la tradición cristiana».

En su disertación, el arzobispo compostelano recordó en varias ocasiones la histórica visita a Compostela del papa Juan Pablo II en 1982, en especial su discurso del 9 de noviembre en el que exhortó a la vieja Europa a ser ella misma, a redescubrir su verdadera identidad cristiana.

Desde el punto de vista antropológico, el arzobispo compostelano definió el Camino como «una expresión temática del ser humano, que es un ser peregrinante hacia Alguien, hacia Algo». Una realidad que se constata a diario, ya que «cuanto más rápido camina la humanidad, mayor es la necesidad de sentir cimientos sólidos. Parece que los lugares de peregrinación, y en particular el de Santiago de Compostela, responden a esta profunda necesidad antropológica… el hombre no está completo hasta que se encuentra a sí mismo».

El arzobispo destacó que el Camino de Santiago ha sido siempre un camino de fe y de cultura. Un binomio inseparable porque «la vida humana es cultura». Una cultura «que no debe eliminar la apertura a la trascendencia». Abogó también por una «nueva Europa del espíritu» que recupere la herencia de los pensadores cristianos. Recordó también una reflexión de Thomas S. Eliot, para quien «un europeo puede no creer en la verdad de la fe cristiana, pero todo lo que dice, cree y hace, surge de la herencia cultural y cristiana y solo adquiere significado en relación con este legado. Si el cristianismo desapareciera, toda nuestra cultura desaparecería con él».