Uno de cada cinco cristianos es perseguido o discriminado por su fe - Alfa y Omega

Uno de cada cinco cristianos es perseguido o discriminado por su fe

Ayuda a la Iglesia Necesitada presenta su informe Libertad Religiosa en el mundo 2016-2018

Ricardo Benjumea
Foto: AFP Photo/Sajjad Hussain

Seis de cada diez personas viven en países donde no se respeta la libertad religiosa. Esta es una de las principales conclusiones del Informe 2016-2018, presentado este jueves en Madrid por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN en sus siglas en inglés). El documento ha sido lanzado de forma simultánea a nivel internacional por parte de las 23 oficinas de la fundación.

El estudio abarca el mundo entero (196 países) y recoge las vulneraciones de este derecho independientemente de la religión de la víctima, si bien el análisis se centra en la población cristiana. Como primera valoración, el director nacional de ACN en España, Javier Menéndez Ros, destacó que en el período analizado (de junio de 2016 a junio de 2018) «se ha producido un deterioro importante de la libertad religiosa en el mundo», y lamentó la escasa atención informativa que recibe este problema en Occidente. A su juicio, «la libertad religiosa es un barómetro de otros muchos derechos fundamentales. En el momento en que se incumple, es inmediato que se vulneren otros derechos», añadió, en alusión a la libertad educativa, de expresión o de participación política.

327 millones de cristianos, según ACN, viven en lugares donde se persigue a las personas de esta confesión, y otros 178 millones, en países donde son discriminados, por lo general por parte del Estado. En conjunto, esto supone que uno de cada cinco cristianos ven conculcado su derecho a la libertad religiosa, ya sea por la acción de grupos terroristas o fundamentalistas, como de estados que imponen una determinada religión (musulmana, budista o hinduista) o simplemente persiguen cualquier forma de expresión religiosa no estrictamente controlada por el poder político (China y Corea del Norte).

La persecución se recrudece en China e India;

El términos absolutos, el barómetro de la libertad religiosa ha retrocedido en los últimos dos años. Ello se debe a que la persecución se ha agravado en los principales países depredadores, dentro del grupo de las 38 naciones donde se considera que existe «persecución religiosa». Se destaca en especial el empeoramiento de la situación en China y en la India, mientras que «en Corea del Norte, Arabia Saudí, Yemen y Eritrea –dice el informe– la situación ya era tan mala que apenas podría empeorar».

Con respecto al grupo de 17 países donde existe «discriminación», llama la atención la inclusión este año de Kirguistán y, sobre todo, de Rusia, donde la nueva legislación antiterrorista se ha utilizado para restringir la actividad de toda confesión religiosa distinta a la ortodoxia.

El Daesh retrocede…

En el aspecto positivo, destaca la pérdida de poder territorial del Daesh y la mejoría de la situación en Irak y en Siria, lo que ha permitido que más refugiados de los previstos estén regresando. También se caen del grupo de países donde existe persecución Tanzania y Kenia, gracias al retroceso de Al Shabab, la franquicia africana del Daesh.

…pero los terroristas regresan a sus países de origen

Como contrapunto, se advierte del peligro que supone el regreso de los combatientes yihadistas a sus casas, incluida a Europa. Solo en 2017, según el Soufan Center, habían regresado al Reino Unido 427 británicos. A ellos se unen los jóvenes radicalizados a través de Internet, candidatos a perpetrar lo que el informe de ACN denomina «terrorismo de vecindario». «La amenaza ha sido más generalizada de lo que hacen suponer las apariencias habida cuenta de los planes de los militantes extremistas truncados con éxito por la policía y los cuerpos de seguridad», asegura el documento.

La reacción en Europa se ha producido en forma de un aumento de la islamofobia y de una «cultura de la desconfianza y recelo» que «amenaza con dividir las sociedades conforme a la adscripción religiosa».

El diálogo interreligioso como antídoto

Buena parte de esa persecución religiosa tiene, en origen, causas muy distintas a la religión, instrumentalizada al servicio de otros intereses políticos o económicos. De ahí que la labor de los líderes religiosos puede ser decisiva para evitar «un baño de sangre». Lo dice en el prólogo del informe el cardenal arzobispo de Bangui, Diedunné Nzapalainga, promotor de una alianza en la República Centroafricana entre católicos, evangélicos y musulmanes.

La instrumentalización de la religión –constata– «es muy eficaz porque los sentimientos religiosos apelan a lo más profundo de nosotros y la religión tiene, indudablemente, la capacidad de suscitar emociones apasionadas». Por eso el diálogo interreligioso «es, sin lugar a dudas, la última defensa contra la implosión final de nuestro país». Porque «o conseguimos restaurar la paz o desaparecemos».

En esa búsqueda de la paz en la República Centroafricana un español desempeña un papel central. Se trata de Juan José Aguirre, arzobispo de Bangassou. Su imagen como escudo humano para evitar que fueran masacrados cientos de musulmanes por parte de milicianos cristianos en la catedral dio la vuelta al mundo. ACN ha decidido conceder a su diócesis el Premio a la Libertad Religiosa.

Según destacó Javier Menéndez Ros, el ejemplo de esta Iglesia local «encarna la postura que ejerce en diversos lugares la Iglesia, promoviendo la reconciliación en países con grandes dificultades y gran violencia, jugándose la vida por unos y por otros».