Verdades y mitos sobre el Nuevo Orden Mundial - Alfa y Omega

Verdades y mitos sobre el Nuevo Orden Mundial

Juan José Daboud, ex director gerente del Banco Mundial, habla de las presiones internacionales para promover el aborto o la ideología de género

Ricardo Benjumea
Videoconferencia de Juan José Daboud en el congreso 50 años de Mayo del 68. Foto: UFV

¿Qué hay de verdad en la teoría del Nuevo Orden Mundial? ¿Existen realmente centros de poder internacionales conjurados para propagar el aborto y la ideología de género por todo el planeta? Pocas personas mejor capacitadas para responder con rigor a estas preguntas que Juan José Daboud, ex director gerente del Banco Mundial (2006-2010) y antiguo ministro de Finanzas de El Salvador (1999-2004), que atiende a Alfa y Omega unas horas antes de participar por videoconferencia en el congreso 50 años de Mayo del 68.

Defensor –matiza– de las sociedades y las economías abiertas, Daboud denuncia sin embargo que «algunos países occidentales utilizan sus ayudas o financiación blanda a los países en vías de desarrollo, ya sea directamente o a través de instituciones como la ONU o el mismo Banco Mundial, para sugerirles o incluso condicionar sus ayudas a que promuevan políticas sociales o de salud similares a las que ellos impulsan». Cierto que a menudo los gobiernos de los países del sur no necesitan ser persuadidos para llevar a cabo esta agenda ideológica, añade, citando el caso de la izquierda salvadoreña. «En un país golpeado por la pobreza y la violencia, la primera medida que intentó impulsar en 2009 el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional [sin éxito] fue la redefinición del matrimonio».

Durante su primer y único mandato en el Banco Mundial (rechazó presentarse a la reelección), Daboud supervisó las operaciones del Banco Mundial en América Latina, África, Asia y Oriente Medio. Uno de los casos que más le marcaron fue un crédito a Madagascar, que el Reino Unido, Francia y Alemania quisieron utilizar para «destinar recursos a programas de planificación familiar, incluso más allá del consenso de El Cairo», esto es, incluyendo abiertamente el aborto.

«A mí me tocaba revisar los proyectos, así que hice una serie de consultas: ¿era esto algo que el Banco Mundial estaba empujando? ¿Lo estaba solicitando el país receptor? ¿Cómo se piensa medir el efecto de estos recursos, para asegurar que no son desviados para la corrupción u otros fines inadecuados?», recuerda. «Mi intención no era retener nada, porque yo no tenía esa facultad, que correspondía a la junta directiva, pero el mero hecho de hacer estas preguntas generó un ataque inmenso». Diarios como el New York Times le acusaron de «querer que mueran muchas mujeres», «dijeron que yo era del Opus Dei –no lo soy, aunque los quiero y lo respeto mucho–…». Ante lo cual comprendió que «hay temas sobre los que, si a uno se le ocurre siquiera preguntar, recibe un bombardeo de críticas desproporcionado».

Dicho esto, Juan José Daboud afirma que, pese a algún incidente de este tipo, «yo fui director durante todo el período de mi nombramiento, no tuve problemas». No hay vetos en los puestos de responsabilidad a las personas con convicciones provida, pero «sus ideas serán minoritarias». «La mayoría, por convicción o por presión, quiere estar del lado de lo que es políticamente correcto, y no del lado de los valores». Pese a lo cual, Daboud no duda en animar a la participación de los católicos en este tipo de organizaciones internacionales. «Desde dentro, uno tiene la posibilidad de incidir de alguna manera, inteligente y diplomáticamente», argumenta.