Tiene que surgir algo nuevo - Alfa y Omega

Tiene que surgir algo nuevo

Colaborador

Me atrevo a definir la iniciación cristiana como la pedagogía que la Iglesia utilizó desde los inicios en la etapa del catecumenado o tiempo de preparación de los adultos para recibir los sacramentos: Bautismo, Eucaristía, Confirmación. ¡Tres en uno; no de uno en uno! Hoy en catequesis se usa la expresión iniciación cristiana, pero sin llegar a calar en su significado y verdadero estilo. Quizás por un fracaso (la catequesis no logra los objetivos que se pretendían), o por una verdadera profundización en lo que es el proceso evangelizador, hoy nos vemos obligados a preguntarnos: ¿qué hizo la Iglesia, cuando todo lo que le rodeaba era pagano, para hacer cristianos?

Entender el presente y el futuro de la transmisión de la fe nos obliga a mirar atrás para proyectar un nuevo mañana. El momento actual de la catequesis sufre dolores de parto porque somos conscientes de que tiene que surgir algo nuevo. El mundo, la sociedad y la persona humana han cambiado mucho y tenemos los mismos esquemas de catequesis, mentales y prácticos (un poco disfrazados de novedad), que los propuestos por los Papas Pío X y Pío XI en los inicios del siglo XX.

La novedad de la catequesis tiene que venir de la fuerza y novedad como la comunidad cristiana viva la memoria de Jesús, el Cristo, y sus gestos y palabras; de la acogida y escucha de la persona hoy y aquí; de una reflexión (¡no improvisación!) de lo que es la pedagogía de la iniciación cristiana. Admitamos que el horizonte es todo un reto. Los retos producen miedo y sentido de inseguridad. La fuerza nos viene del Señor de la viña. Podemos caer en la tentación de creer que la viña es, y nuestra también la fuerza de convertir a otros. La viña es del Señor y también es Él quien hace germinar la semilla.

Álvaro Ginel
Director de la revista Catequistas