Jesús García Burillo: «Teresa está muy cerca de la santidad que propone el Papa» - Alfa y Omega

Jesús García Burillo: «Teresa está muy cerca de la santidad que propone el Papa»

En solo cuatro años, Ávila ha vivido el V Centenario de santa Teresa de Jesús, y el primer Año Jubilar Teresiano ordinario, fruto de aquel. Poco después de cerrar, el domingo, la Puerta Santa, monseñor Jesús García Burillo (Alfamén –Zaragoza–, 1942) analiza el fruto en la diócesis, de la que es pastor desde 2003

María Martínez López
Monseñor Jesús García Burillo cierra la puerta santa, al clausurarse el I Año Jubilar Teresiano, en Ávila, el 14 de octubre. Foto: Ricardo Muñoz

Después del V Centenario de santa Teresa, se quería que este primer Año Jubilar ordinario estuviera más centrado en la interioridad. ¿Se ha cumplido este objetivo?
Yo creo que sí. La propuesta era clara: la unión con Jesucristo y con los hermanos, y un camino o proceso de vida interior, como una síntesis actualizada de la vida cristiana. Los peregrinos venían de distintos lugares, cada uno con sus objetivos. Pero al llegar aquí, participar en la acogida y las celebraciones, y leer la carta pastoral Camina con determinación, que ha sido el eje de todo este año, se han encontrado en la necesidad de entrar en sí mismos. Pero no para quedarse así, sino para después salir.

Una de las novedades de este año han sido las cuatro rutas teresianas que recorrían la diócesis.
Coincidían con esa idea central nuestra de la Teresa en camino. Uno de sus objetivos era integrar a la casi totalidad de la diócesis. Esos caminos pasan por infinidad de pueblos pequeños, que se han sentido llamados a participar en la preparación y en la acogida. Eso ha sido muy importante. Desde las diócesis nos han preguntado mucho por ellas. Evidentemente, al ser la primera vez, todavía se nos plantea el reto de preparar los caminos adecuadamente. En lo sucesivo intentaremos perfeccionarlos.

¿Cómo eran los peregrinos que se han acercado a Ávila?
La mayor parte venían porque les ha atraído algo que han leído o estudiado sobre la Santa. Se trata de acercarse al Señor pero por el camino que ella trazó y nos invita a seguir. Santa Teresa tiene una fuerza, un atractivo extraordinario. Así se demostró durante el V Centenario, cuando se vio cómo tantas personas de distintos ámbitos de la cultura, la ciencia y la espiritualidad se sentían atraídas y necesitaban expresar de una forma u otra la relevancia de esta mujer, con esas características humanas y divinas tan singulares.

Reformadora, mística, literata, doctora de la Iglesia… ¿sigue siendo santa Teresa válida como modelo de santidad cuando el Papa habla más bien a la clase media de la santidad?
Ella misma tiene expresiones casi calcadas a esa. He hecho un trabajo comparando las características del santo de hoy como las ofrece el Papa (la paciencia, la alegría, la audacia, la oración y la vida comunitaria) con la vida de la Santa, y hay una gran proximidad. Tiene además expresiones clarísimas en las que dice que el Señor nos invita a todos, no solo a los buenos. Tenía además una tendencia a fijarse en las figuras bíblicas de los pecadores, que se acercaban al Señor atraídos por su misericordia. También las características de la sociedad y la cultura de hoy nos invitan a un proceso hondo de reforma. Ella reformó el Carmelo, pero con un amor a Jesucristo y a la Iglesia que superan cualquier expectativa y programa que uno se haga.

Ha cumplido ya 76 años. ¿Es este el principal legado por el que le gustaría que le recordaran en Ávila?
Evidentemente, mi servicio episcopal ha estado muy ligado a estos grandes acontecimientos. Son providencias que el Señor nos depara. La riqueza histórica que hay en la diócesis, con cinco carmelos descalzos y uno calzado, es una fuerza muy viva en la que permanece el espíritu de la Santa y a la que es imposible sustraerse. Y un obispo no se sustrae, sino todo lo contrario: profundiza todo lo que puede, y al final de ese proceso está el encuentro con Jesucristo y el transmitirlo a los demás. La evangelización es el Evangelio. Pero este en muchas ocasiones se vive a través del ejemplo de los santos (también de san Juan de la Cruz), que puede ser una oferta válida de renovación para el tiempo de hoy.

¿Cómo se vive el Sínodo sobre los jóvenes en una diócesis envejecida y despoblada, donde este año se han ordenado cuatro sacerdotes?
Esas ordenaciones han sido algo extraordinario, un regalo del Señor a través de la Santa, porque desde que vine he ordenado aproximadamente un sacerdote por año. Este grupo llegó al seminario sobre todo a través de la Pastoral Universitaria. A partir del V Centenario y del Encuentro Mundial de la Juventud ha habido un trabajo muy intenso en la pastoral universitaria y está dando muchos frutos, también con media docena de vocaciones femeninas. Pero no podemos distraernos, porque los retos son muy grandes y reclaman un esfuerzo y una parresía grandes. Como dice el Papa, hay que ensanchar el corazón a todo lo que nos acerque a la vida de los jóvenes, y a partir de ahí trazar horizontes de renovación para la Iglesia y para la sociedad. Estamos siguiendo el Sínodo muy de cerca, y aplicaremos sus conclusiones, porque el Papa es un verdadero dinamizador de la vida cristiana, especialmente con los jóvenes. Con él va a pasar un poco como con san Juan Pablo II, que los jóvenes son los que mejor lo entienden.