«Queremos una Iglesia que no se raje ante la adversidad» - Alfa y Omega

«Queremos una Iglesia que no se raje ante la adversidad»

La realidad de los jóvenes africanos, olvidados a veces por una perspectiva eurocéntrica del sínodo; así como el papel de la mujer y cómo acompañar y dar más protagonismo a los jóvenes, han sido algunas de las cuestiones que han abordado en los últimos días los padres sinodales

Redacción
Foto: Synod2018

La gran diversidad que está teniendo el Sínodo, reflejando realidades muy distintas de todo el mundo, debería tener un mayor reflejo en sus documentos. Lo pidió el sábado, en la rueda de prensa, el cardenal Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban (Sudáfrica). El arzobispo sudafricano lamentó que, en el Instrumentum laboris, solo se mencionaban los problemas de los jóvenes africanos por las repercusiones que tienen en Europa.

Esta perspectiva eurocéntrica habla de desempleo y pobreza solo como causa de la llegada de inmigrantes a los países desarrollados. Pero ignora que «África está perdiendo algunos de sus jóvenes más dotados por la migración, debido a la explotación de los recursos naturales y el medio ambiente. Los que vivían de la tierra ahora no pueden hacerlo» debido al efecto de la deforestación y las técnicas de minería agresivas, lamentó el cardenal.

Otra realidad poco presente en los trabajos previos —añadió— es que «mientras muchos jóvenes en Occidente abandonan a Jesús, o al menos a su Iglesia, por diversas razones, en África hay un fenómeno muy diferente y es que los jóvenes buscan a Jesús y las respuestas a los problemas de su Iglesia».

Aliento para Oriente Medio

No se trata solo de África. La realidad de los cristianos perseguidos también está presente. Según han comentado diversas fuentes, de hecho, el testimonio más aplaudido en el aula sinodal fue, el jueves, el del joven auditor iraquí Safa al Abbia. En sus palabras, subrayó que el mayor desafío al que se enfrentan los jóvenes iraquíes es «la paz, la estabilidad y el derecho a vivir con dignidad».

El sábado, Safa se despidió del resto de padres sinodales y auditores. Debía regresar a su país porque su madre estaba enferma. Pero antes, tuvo la oportunidad de tener un encuentro personal con el Santo Padre, que quiso transmitir a través un mensaje de ánimo a todos sus congéneres de Irak, junto con la petición de que confíen siempre en el Señor.

Cómo acompañar

En la rueda de prensa del sábado, intervino por primera vez un padre sinodal español. Se trató del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. En su intervención, desarrolló uno de los temas que está siendo clave en la segunda semana del Sínodo. Si en la primera parte, destinada a Reconocer, se habló de escucha, en la segunda semana (Interpretar) se ha hecho además hincapié en el acompañamiento.

«Los jóvenes —afirmó el cardenal Omella— quieren ser acompañados, no dirigidos. Y en los círculos menores estamos discutiendo quién debe ser acompañante. No solo el sacerdote, sino también los consagrados y los laicos. Y luego sobre cómo acompañar».

Otra cuestión bastante presente en el sínodo es el papel de la mujer en la Iglesia. Habló de ella el sábado la auditora mexicana Cori Fiore Mortola. Pero la cuestión ya se trató en los círculos menores de la primera semana. De una mayor presencia de la mujer se espera no solo una mayor cercanía de la vida eclesial a lo que viven y reclaman los jóvenes, sino que se rompan los círculos clericales que han permitido los abusos. En este ámbito —subrayó hace unos días el cardenal indio Oswald Gracias— el Papa no quiere cambios cosméticos sino que las mujeres puedan ocupar cargos de responsabilidad.

Jóvenes protagonistas y responsables

Algo similar ocurre con la participación de los jóvenes en la vida de la Iglesia. De todos los intercambios de estos días, está surgiendo la necesidad de promover una participación en la que los jóvenes sean protagonistas y responsables de los procesos, no simplemente el centro de algunos eventos singulares. No en vano, al comenzar la segunda semana se subrayó que son el presente activo de la Iglesia, y no solo su futuro.

En esta línea están encaminadas dos iniciativas puestas en marcha en el marco del Sínodo, y aceptadas con entusiasmo por sus participantes: la propuesta de que jóvenes y padres sinodales peregrinen juntos a los lugares santos de Roma, incluidas las tumbas de los papas; y una marcha conjunta con Caritas Internationalis, que tendrá lugar el sábado 21.

Los obispos franceses participantes en el Sínodo han compartido otra propuesta encaminada a dar más protagonismo a los jóvenes: constituir una misión hacia las periferias, mediante la cual los jóvenes que lo desearan pudieran ser enviados durante uno o dos años a evangelizar en ambientes complicados, con el reconocimiento de la Iglesia y recibiendo acompañamiento y formación constante.

Concluye la segunda semana

La segunda etapa de los trabajos del Sínodo concluirá este martes. A partir de entonces, se empezará a trabajar la tercera parte del Instrumentum laboris: Elegir. Caminos de conversión pastoral y misionera. Será en esos días cuando se empiecen a concretar más las propuestas concretas que, más que un mensaje, pidió el Papa que salieran del encuentro.

Todo ello será recogido por la comisión de redacción del documento final, presidida por el cardenal brasileño Sérgio da Rocha como relator general y por el cardenal Lorenzo Baldisseri como secretario general y de la que forman parte los cardenales Peter Turkson en representación de África, Carlos Aguiar por América, Oswald Gracias por Asia, Bruno Forte por Europa y Peter Comensoli por Oceanía. Otros miembros de la comisión, por voluntad del Papa, son el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, y los sacerdotes Alexandre Awi Mello, del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y Eduardo Gonzalo Redondo, responsable de pastoral vocacional en Cuba. Los secretarios especiales serán el jesuita Giacomo Costa y el salesiano Rossano Sala.

Estos doce miembros presentarán su propuesta de documento final a los padres sinodales el sábado 27 de octubre por la mañana, y se votará por la tarde, en vísperas de la clausura del Sínodo. Entonces pasará al Santo Padre, que valorará la forma y el tiempo de su publicación.

Hasta entonces, los trabajos sinodales siguen su curso, orientados por un espíritu que se traslucía el sábado en las palabras de la mexicana Cori Fiore: «Queremos una Iglesia que no se raje ante la adversidad, que no se rinda ante estas adversidades, escándalos, guerras, persecuciones, migraciones forzadas, discriminaciones y violencia».