Marinero, héroe y cristiano - Alfa y Omega

Hace unos meses el diario ABC publicó un artículo titulado Tres milagros, firmado por mí, entonces embarcado en la fragata Navarra en la Operación Sophia contra las mafias traficantes de personas en el Mediterráneo, en el mar de Libia. Hoy, después de otra navegación, dedico de nuevo estas líneas en estas páginas a un marinero que fue, y es, un modelo de cumplimiento del deber militar, de la justicia humanitaria y de humanidad cristiana. Soy testigo privilegiado, como marino, como sacerdote, como hombre, de que este compañero, ayudado por toda la dotación –desde su comandante, el capitán de navío Cuquerella hasta el último miembro de la dotación de la fragata Navarra–, fue más allá del simple cumplimiento del deber arriesgando su vida para salvar hasta 23 niños que hubiesen muerto sin su heroísmo y generosidad.

Cuando la tempestad arreciaba y el oleaje agitaba como juguetes rotos las RHIB (lanchas neumáticas a motor), los niños más pequeños no eran capaces de subir, aferrados a la trémula escala de cuerdas que golpeaba con la tormenta la amura de estribor de nuestro buque. Con tranquilo semblante y voz firme, además de las medidas de seguridad, propuso ser descendido con un arnés sujeto al barco, desafiando los golpes feroces del Mediterráneo. Y, niño tras niño, izó a bordo a los 23, menores todos de 3 años que, asustados, ni lloraban.

Heroísmo militar en el cumplimiento del deber y más allá, sublimado en la fe en la Virgen del Carmen, porque a Ella se encomendó antes de santiguarse y lanzarse al abismo azul. Heroísmo personal y militar del marinero José María González Picazo, que se funde con dos cualidades del cristiano: humildad y generosidad hasta dar la vida por los demás si fuese menester. Hasta el punto de que en un momento de mayor peligro, cuando un golpe de mar casi lo mata y fue ascendido por los compañeros hasta cubierta, salvado el niño de meses que protegió en su regazo hasta en los segundos pasados bajo las aguas, se santiguó y, con paz y firmeza, volvió a la carga contra la tempestad para salvar a los demás niños que quedaban. Al marinero, al héroe, al cristiano Picazo, admiración y gratitud por su ejemplo cristiano en estas líneas.