«No podemos seguir así». CONFER, ante la nueva tragedia en el Mediterráneo - Alfa y Omega

«No podemos seguir así». CONFER, ante la nueva tragedia en el Mediterráneo

Una vez más surge la tragedia. Una tragedia diaria, constante, permanente. Un goteo que no es nada más que el fruto de situaciones inhumanas de injusticia, violencia y pobreza en cientos de países del mundo. Hablamos, lógicamente, del cementerio del Mediterráneo, pero no podemos olvidar las tragedias de México o de Sudáfrica y de tantos otros países donde la migración es la única salida para poder vivir y donde se responde con el rechazo y la xenofobia: «que no entren», «que se vayan»…

CONFER

El lamento, la indignación y el grito son necesarios, inevitables. Nos unimos a la voz del papa Francisco: «Expreso mi profundo dolor ante tal tragedia y aseguro para los desaparecidos y sus familias mi recuerdo en la oración. Dirijo un apremiante llamamiento para que la comunidad interracial reaccione con decisión y rapidez para evitar que estas tragedias vuelvan a repetirse».

Una vez más, tenemos que hablar de causas y de soluciones. No podemos seguir así por tiempo indefinido. En estos días, alarmados, vuelven a reunirse los responsables de los gobiernos, especialmente en la Unión Europea. Mucho nos tememos que las soluciones vuelven a ir encaminadas a más cierre de fronteras y más seguridad dentro de ellas, reincidiendo en la búsqueda de soluciones policiales en lugar de soluciones humanas.

Sin embargo, tenemos que denunciar el hecho de que la Cooperación al Desarrollo y la Solidaridad están casi quedando anuladas con la excusa de las políticas «de austeridad», mientras se aumentan día a día –evitando la transparencia– lo destinado a los presupuestos militares y se plantean políticas fiscales que siguen beneficiando a los que más tienen en detrimento de la mayoría o brotan sin cesar los casos de corrupción.

Como dice Javier Jiménez Olmos, doctor en Paz y Seguridad Internacional, hay que reclamar a los gobiernos, ante todo, «ayuda a la cooperación y desarrollo de los países más pobres, de las personas más desfavorecidas» y «un trabajo constante para impulsar decididamente planes de paz en aquellos lugares donde hay conflictos. Planes donde se piense en las personas por encima de cualquier interés político o económico». Como él mismo afirma, «las soluciones militaristas conducen a nuevos conflictos… Ninguna de las intervenciones militares recientes con la excusa de promoción de la democracia, injerencia humanitaria o prevención contra el terrorismo («guerra al terror») ha conducido a más estabilidad, mejores condiciones de vida, o mayor libertad y derechos humanos en los países donde se han producido… Habría que repensarse esas políticas en las que los intereses económicos y geoestratégicos priman la agenda militar por encima de la seguridad humana. Las personas en los países democráticos tenemos mucho que decir cada día y exigir a nuestros representantes una implicación decidida en la cooperación al desarrollo y el fomento de la cultura de paz».