«Un clero local podría ser la solución» - Alfa y Omega

«Un clero local podría ser la solución»

Una formadora de novicias en Burkina Faso y Mali resalta el hecho de que las familias acepten la consagración de sus hijos a Dios. El provincial de los Padres Blancos en Argelia y Túnez explica qué sucede cuando no hay vocaciones nativas

OMP

Desde que Rosario Martínez Martínez, Religiosa de María Inmaculada, llegó a Burkina Faso hace veinte años, siempre ha estado involucrada en la formación de los jóvenes que ya han hecho una opción de vida hacia la consagración religiosa. Valora el hecho de que tanto en Burkina Faso como en Mali, donde fue enviada durante cuatro años, las familias son, en general, «favorables frente a la decisión de sus hijos de darse a Dios en la vida Consagrada; en gran parte, por el sentido de lo divino y de lo sagrado que es innato en estas culturas, y quizá también por la visión que se tiene aquí de la vida consagrada como una especie de promoción social de la que toda la familia se beneficiará un día». Rosario advierte que en «las jóvenes se percibe la generosidad, a pesar de saber que esta manera de vivir significa decir no a uno de sus grandes valores, como la maternidad física», pero «el camino es lento, conlleva mucho diálogo y discernimiento».

José María Cantal Rivas es el provincial de los Padres Blancos en Argelia y Túnez, y cree que «al ver los inconvenientes, se descubren las ventajas»; por eso reflexiona sobre lo que ocurriría si no hubiera vocaciones nativas. Aunque los misioneros extranjeros hacen lo que pueden, «la lengua y la cultura son los vehículos para transmitir la fe»; de ahí que la presencia de vocaciones locales sea el mejor medio para la evangelización. Además, en algunas naciones, «los cristianos son automáticamente asimilados a ciudadanos sospechosos, más aún si son extranjeros». En esos países, las dificultades para la labor pastoral de los misioneros son continuas: en algunos lugares, aunque las necesidades pastorales crezcan, hay un número fijo de misioneros admitidos y no se permite entrar a más; en otros, los extranjeros no pueden circular libremente, de donde se derivan inconvenientes, por ejemplo, a la hora de hacer visitas pastorales. En este contexto, Cantal Rivas afirma sin dudarlo: «Solo un clero local podría ser la solución».