Escucha, responde, camina - Alfa y Omega

Escucha, responde, camina

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto de grupo frente a la basílica de Covadonga. Foto: Deleju

La peregrinación diocesana de jóvenes a Santo Toribio de Liébana, Covadonga y Santiago de Compostela ya está en marcha. Desde el viernes pasado y hasta el lunes 30 de julio, 350 jóvenes de Madrid caminan codo a codo en una peregrinación que lleva el lema Escucha, responde, camina.

Cada uno de estos verbos responde una de las etapas del viaje, como explica el subdelegado de Juventud, Luis Melchor: «En Santo Toribio de Liébana, donde se venera el Lignum Crucis, hemos escuchado al Maestro desde la Cruz, cómo nos ama y nos cura de nuestras heridas, y nos llama a seguirle precisamente desde la Cruz. En Covadonga nos hemos puesto a la sombra de María para responder al Señor como ella: “Hágase en mí según tu Palabra”, en una provocación a los jóvenes para que se decidan a seguir al Señor. Y Camina es una invitación no solo a entrar en Santiago de Compostela, sino sobre todo a anunciar a nuestra vuelta a Madrid la alegría, la fe y la misericordia a los demás. De hecho en Santiago concluiremos con varios testimonios de jóvenes que entregan su vida a los transeúntes, a los ancianos, a los discapacitados… Y celebraremos un envío final para que cada uno pueda poner la caridad por obra cuando vuelva a casa».

Todo este recorrido espiritual se realiza estos días de peregrinación a través de dinámicas y vigilias precedidas de unas horas caminando en las que se alterna el silencio con tiempos y espacios para compartir y cantar, «porque la alegría que hay aquí al final siempre se desborda», explica el subdelegado, que desvela asimismo que el cardenal Osoro tiene previsto hacerse presente en alguna de las etapas del camino de los jóvenes durante estos días.

El delegado de Juventud, Pedro José Lamata, con el Lignum Crucis y la Cruz de la Deleju. Foto: Deleju

Una familia de jóvenes

Hasta el momento de la conversación con Alfa y Omega, Luis Melchor destaca la celebración con el Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana, ya que «nos dieron a venerar a cada uno la reliquia de la Cruz y pudimos besarla. Luego la unieron con nuestra cruz de la Deleju y se convirtió en una reliquia por contacto. Fue un rato de oración muy bonito».

Durante estos días, los jóvenes, aunque hayan venido cada uno de su parroquia, han tenido la oportunidad de interactuar unos con otros. «Desde el primer momento hemos percibido un solo cuerpo –explica Luis–. Esto es la Iglesia, hay mucha unión entre todos. Es como una familia y durante estos días todos se están sintiendo como hermanos».

Se trata de una dinámica que se repite en todas y cada una de las iniciativas de la Deleju, ya que, «ordinariamente, aunque luego cada cual vuelve a su grupo en su parroquia, las amistades prosiguen y yo he tenido la oportunidad de casar a algunos de ellos y de bautizar a sus hijos. Se crean vínculos de amistad muy fuertes y muchos se encuentran en las vigilias de los primeros viernes de mes con el cardenal», explica Luis.

Durante el camino. Foto: Deleju

«Hay muy buen rollo»

Es la experiencia de Natalia, estudiante de Ingeniería Industrial, de 23 años, de la parroquia de San Jorge. «Está siendo todo muy bonito, porque muchos no nos conocemos de nada pero hablas con la gente y todo el mundo es genial, hay muy buen rollo, la gente es muy buena y está abierta a hablar», comenta.

Para ella, lo más bonito ha sido el rato de oración ante el Lignum Crucis –«Ha sido como tocar y besar a Jesús»– y la llegada a Covadonga –«Ya había estado en la Santina, pero fue como llegar a su casa y abrazarla»–. A todo este ambiente ayuda el que al final del día «nos reunimos para compartir nuestra experiencia del día y hacemos una revisión del día, sobre todo acerca de lo que nos ha dicho el Señor en las últimas horas».

Luis Melchor, entre Diego y Natalia. Foto: Deleju

Al pie de la Cruz

Diego, estudiante de 20 años, de la parroquia de Cristo Sacerdote, ha acudido a esta peregrinación de la Deleju «porque es de las mejores cosas que puedo hacer cada verano. Vives una experiencia de fe y de amistad muy buena». Para él, «el momento de la adoración de la Cruz fue impactante, y me sobrecogió lo pequeñas que son nuestras cruces comparadas con la Cruz que llevó Él, y eso me da fuerzas».

Diego destaca también el ambiente que se está viviendo en la peregrinación: «Algunos nos conocemos de la última JMJ, la de Cracovia, y muchos coincidimos en las adoraciones de los primeros viernes en la catedral. Hay mucha unidad, y eso se nota».