«Presiones inaceptables» ante la elección del próximo Papa - Alfa y Omega

«Presiones inaceptables» ante la elección del próximo Papa

El Portavoz de la Santa Sede y la Secretaría de Estado del Vaticano han publicado sendos comunicados en los que alertan que, en vísperas del Cónclave, «se multiplican la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o incluso falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones» que buscan influir en el colegio cardenalicio para lograr objetivos políticos, económicos o ideológicos, ajenos a los principios espirituales que rigen la Iglesia

José Antonio Méndez

«No falta quien busca aprovecharse del momento de sorpresa y desorientación» que ha supuesto la renuncia de Benedicto XVI «para sembrar confusión y echar descrédito a la Iglesia y sobre su gobierno, recurriendo a instrumentos antiguos —como la maledicencia, la desinformación, a veces la misma calumnia— o ejerciendo presiones inaceptables para condicionar el ejercicio del deber de voto por parte de uno u otro miembro del Colegio de cardenales, considerado no agradable por una razón u otra». Así lo denunció, el pasado sábado, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, en respuesta a las informaciones periodísticas que han aparecido estos días en la prensa de todo el mundo, basadas en suposiciones sobre el caso Vatileaks que implicarían a la Iglesia en casos de blanqueo de dinero, luchas de poder, relaciones homosexuales y todo un reguero de escándalos tan estrambóticos como cuentas de Ben Laden en el IOR, el Banco Vaticano.

Lombardi explicó, desde Radio Vaticana, que, «en la mayor parte de los casos, quien se coloca como juez, emitiendo graves juicios morales, no tiene en verdad autoridad alguna para hacerlo. Quien ante todo tiene en mente dinero, sexo y poder, y está acostumbrado a interpretar en estos términos las diversas realidades, no es capaz de ver otra cosa ni siquiera en la Iglesia, porque su mirada no sabe dirigirse hacia lo alto o descender en profundidad para captar las dimensiones y las motivaciones espirituales de la existencia. De todo esto resulta una descripción profundamente injusta de la Iglesia y de tantos de sus hombres».

Acusaciones infundadas

De esta forma, la Santa Sede desmonta las acusaciones que el diario La Reppublica vertió el pasado jueves, en las que se hablaba de supuesto dossier de 300 páginas que obraría en poder de Benedicto XVI, y que revelaría una auténtica amalgama de escándalos relacionados con sexo y búsqueda de poder en el seno de la Curia, y que habría motivado la renuncia de Benedicto XVI. La información de La Reppublica estaba firmada por la ex directora del diario comunista L’Unita, Concita de Gregorio, y utilizaba como percha el informe real que han elaborado los cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi sobre la fuga de documentos del Vaticano, conocido como caso Vatileaks. Lo que la autora no cita es que su información se basa en otro reportaje de la revista Panorama, propiedad de Silvio Berlusconi, sobre el mismo asunto. Asunto que, sintéticamente, puede resumirse así: Cuando, a inicios de 2012, se descubrió el caso Vatileaks, el Papa ordenó una investigación judicial externa para determinar los delitos que pudieran haberse cometido en ese robo de documentos e incluso los delitos que esos documentos pudieran revelar, algo que terminó con la condena del mayordomo del Papa, y que atestiguó que no existían delitos cometidos en la Santa Sede. Asimismo, Benedicto XVI ordenó a los tres cardenales Tomko, Herranz y De Giorgi un informe interno que examinase cuestiones relativas a la moral de los miembros de la curia; informe que ya ha sido entregado al Santo Padre. Así, todas las informaciones de supuestos escándalos se han aupado en ese informe real. Ahora bien, sólo un día después de que La Reppublica publicase los presuntos escándalos, el autor del primer reportaje sobre ese asunto, Ignacio Ingrao, de la revista Panorama, reconocía en el diario Il Sussidiario que su texto no revelaba los contenidos del informe entregado al Papa, sino que se trataba de una reconstrucción de lo que podía contener aquel documento, y denunciaba que La Reppublica había utilizado su documentación sin citarle, y que había hecho una «lectura sesgada de la realidad».

Presiones, como hace siglos

No obstante, este no es el único caso de presión mediática. Por ejemplo, la pasada semana pasada, medios de todo el mundo difundían una noticia de la agencia Associated Press, en la que se informaba de que el cardenal Dolan había sido desposeído de como, arzobispo de Nueva York e imputado por un caso de abusos sexuales en su tiempo de obispo de Milwaukee. El error, que inmediatamente se difundió por todo el mundo, parte de una mala traducción del término deposition, que se tradujo como destitución, en lugar de declaración. Efectivamente, el cardenal compareció hace unos días para informar de su decisión, 9 años atrás, como arzobispo de Milwaukee, de hacer pública una lista con nombres de sacerdotes implicados en casos de abusos, por lo que, si de algo se le puede acusar, no es precisamente de obstrucción en la investigación de casos de abusos sexuales.

Tantas están siendo las presiones mediáticas ante el Cónclave que también la Secretaría de Estado del Vaticano ha emitido una Nota en la que explica que, aunque «la libertad del Colegio de cardenales, que tiene la tarea, según establece el derecho, de elegir al Romano Pontífice, siempre ha sido fuertemente defendida por la Santa Sede, como garantía de una decisión que estuviera basada en evaluaciones motivadas únicamente por el bien de la Iglesia, a través de los siglos, los cardenales han debido hacer frente a múltiples formas de presión ejercidas sobre los electores individuales y sobre el mismo Colegio y cuyo fin era condicionar su decisiones, doblegándolas a lógicas de tipo político o mundano». Por eso, la Secretaría de Estado señala que, «si en el pasado eran las denominadas potencias, es decir, los Estados los que intentaban hacer valer sus condicionamientos en la elección del Papa, ahora se intenta poner en juego el peso de la opinión pública, a menudo sobre la base de evaluaciones que no reflejan el aspecto típicamente espiritual del momento que la Iglesia está experimentando».

Y continua asegurando que «es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o incluso falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones».

El ejemplo del Papa

Eso sí, tal como explicaba la Secretaría de Estado, «nunca como en estos momentos, los católicos se centran en lo esencial: rezan por el Papa Benedicto XVI, rezan para que el Espíritu Santo ilumine al Colegio de Cardenales, rezan por el futuro pontífice, confiados en que la suerte de la barca de Pedro está en las manos de Dios». O, en palabras del padre Lombardi, «queremos, según cuanto indica la tradición y la ley de la Iglesia, que este sea un tiempo de reflexión sincera sobre las expectativas espirituales del mundo y sobre la fidelidad de la Iglesia al Evangelio, de oración por la asistencia del Espíritu, de cercanía al Colegio de cardenales que se apresta al arduo servicio de discernimiento y de elección que le es pedido y que es principalmente para lo que existe. En esto nos acompaña ante todo el ejemplo y la rectitud espiritual del Papa Benedicto, que ha querido dedicar a la oración del inicio de Cuaresma este último tramo de su Pontificado. Un camino penitencial de conversión hacia el gozo de Pascua. Así lo estamos viviendo y lo viviremos: conversión y esperanza».