El Papa invita a la Iglesia a «tocar la carne sufriente de los demás» - Alfa y Omega

El Papa invita a la Iglesia a «tocar la carne sufriente de los demás»

Durante la homilía de la Misa celebrada en la plaza de San Pedro —en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo— junto con los 14 nuevos cardenales de la Iglesia Católica, Francisco ha criticado que «no son pocas las veces que sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor»

Redacción
Foto: EFE/Giuseppe Lami

«Jesús toca la miseria humana, invitándonos a estar con Él y a tocar la carne sufriente de los demás», ha dicho el Papa durante la homilía de la Misa celebrada en la Plaza de San Pedro —en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo— junto con los 14 nuevos cardenales de la Iglesia Católica. Sin embargo, «no son pocas las veces que sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor».

Esta es uno de las trampas «del maligno», ha denunciado Francisco, y «confesar la fe con nuestros labios y con nuestro corazón exige identificarlas». Hay que «aprender a discernir y descubrir esos cobertizos personales o comunitarios que nos mantienen a distancia del nudo de la tormenta humana; que nos impiden entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y nos privan, en definitiva, de conocer la fuerza revolucionaria de la ternura de Dios».

Como ejemplo, los cristianos tienen a Jesús, que acogió a «cada pecador, perdedor, enfermo, pagano —allí donde se encontraba—», y cada uno de ellos «pudo sentirse miembro amado de la familia de Dios». Cristo, ha subrayado el Pontífice, «lleva el amor y la misericordia del Padre hasta sus últimas consecuencias». Esto «supone ir a todos los rincones de la vida para alcanzar a todos, aunque eso le costase el buen nombre, las comodidades, la posición…el martirio».

Esta es la gloria de Dios, ha explicado Francisco, «que es su cruz. Gloria y cruz en Jesucristo van de la mano y no pueden separarse; porque cuando se abandona la cruz, aunque nos introduzcamos en el esplendor deslumbrante de la gloria, nos engañaremos, ya que eso no será la gloria de Dios, sino la mofa del “adversario”».

Al no separar la gloria de la cruz, ha dicho por último Bergoglio, «Jesús quiere rescatar a sus discípulos, a su Iglesia, de triunfalismos vacíos: vacíos de amor, vacíos de servicio, vacíos de compasión, vacíos de pueblo. La quiere rescatar de una imaginación sin límites que no sabe poner raíces en la vida del Pueblo fiel o, lo que sería peor, cree que el servicio a su Señor le pide desembarazarse de los caminos polvorientos de la historia. Contemplar y seguir a Cristo exige dejar que el corazón se abra al Padre y a todos aquellos con los que él mismo se quiso identificar».

Ángelus

Tras haber celebrado la Santa Misa con la bendición de los palios para los nuevos arzobispos Metropolitanos, Francisco subió al palacio apostólico para rezar desde allí la oración mariana del ángelus.

En su breve alocución, el Santo Padre ha explicado que a lo largo de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de diferentes maneras: «un gran profeta de la justicia y el amor; un sabio maestro de vida; un revolucionario; un soñador de los sueños de Dios». En el «babel de estas y de otras hipótesis, destaca aun hoy, simple y neta, la confesión de Simón, llamado Pedro, un hombre humilde y lleno de fe: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”».