Año Jubilar en la Almudena - Alfa y Omega

Año Jubilar en la Almudena

Jesús Junquera Prats
Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

«Siempre estuviste aquí», dice la letra del himno para compuesto por el sacerdote Toño Casado, que se estrenó al final de la Eucaristía celebrada el 15 de junio, en el 25 aniversario de la catedral y apertura del Año Mariano concedido por el Santo Padre a petición de nuestro arzobispo, el cardenal Carlos Osoro.

La celebración comenzó con el rito simbólico de apertura de la Puerta Jubilar. Antes de la Eucaristía se entonaron las letanías marianas mientras tenía lugar la procesión de entrada, que se paró ante la puerta principal de la catedral. El arzobispo dio tres toques con el báculo a la puerta que permanecía cerrada, abriéndose pausadamente mientras se escuchaba la orquesta tocando Cristus vincit. Puesta en marcha la procesión precedida de la cruz, portaban las flores las dos congregaciones de la Almudena, la Real Esclavitud y la Corte de Honor, seguidas de los cirios portados por las religiosas auxiliares de Cristo Sacerdote que atienden la catedral. Después, una representación de laicos encabezados por la Congregación de San Isidro, una familia y representantes de la Curia; a continuación, una representación de religiosas y religiosos de distintas comunidades, seguían los diáconos, el Cabildo Catedral, sacerdotes de los consejos, neopresbíteros, los de 25 y 50 años de ordenación, los obispos, el nuncio en Irak y el nuncio en España, los cardenales Amigo y Rouco y el cardenal arzobispo de Madrid.

La puerta abierta a la misericordia y al amor de Dios nos convoca a una iglesia de puertas abiertas, como nos pide el señor cardenal, y se refleja en el lema del año mariano: Con María misioneros de Jesucristo. Para recibir la gracia jubilar hay que seguir lo establecido: peregrinar a la catedral, confesar, comulgar y orar por el Papa; esto nos hace sentirnos fuertes para ser misioneros del Evangelio en este mundo concreto que nos toca vivir.

Fue un acto sencillo pero lleno de significado, que hizo que todos los presentes preparásemos nuestro corazón para la Eucaristía de acción de gracias por los 25 años desde que el Papa san Juan Pablo II dedicase la catedral, haciendo de este templo un lugar de oración que, a través de Santa María la Real de la Almudena, une a Madrid con el cielo.