Los obispos de Filipinas rechazan la idea de armar al clero ante la ola de asesinatos - Alfa y Omega

Los obispos de Filipinas rechazan la idea de armar al clero ante la ola de asesinatos

«Los sacerdotes que deseen llevar armas de fuego en defensa propia pueden considerar abandonar el sacerdocio y unirse al ejército o a la policía», dijo el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Pablo Virgilio David, de la diócesis de di Kalookan

José Calderero de Aldecoa

La ola de asesinatos contra el clero en Filipinas, donde han muerto tres sacerdotes en los últimos seis meses, ha desatado el miedo entre parte de los curas del país. Esto ha provocado que algunos sacerdotes que temen por su seguridad hayan decidido portar armas de fuego para defensa propia.

La medida ha sido criticada con dureza por los obispos filipinos: «Los sacerdotes que deseen llevar armas de fuego en defensa propia pueden considerar abandonar el sacerdocio y unirse al ejército o a la policía», dijo el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Pablo Virgilio David, de la diócesis de di Kalookan.

El arzobispo de Davao, Romulo Valles, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), ha rechazado oficialmente la idea de un «clero armado» que tenga legalmente armas de fuego. «Somos hombres de Dios, hombres de la Iglesia, y es parte de nuestro ministerio afrontar el peligro e incluso la muerte, si Dios quiere», aseguró.

Así ha sucedido con el padre Richmond Nilo, de 44 años, asesinado a tiros mientras se preparaba para una Misa el 10 de junio en la ciudad de Zaragoza, en la provincia de Nueva Ecija. Y hace menos de dos meses, el 29 de abril, el sacerdote y activista contra la explotación minera Mark Ventura fuera tiroteado en un gimnasio de Cagayan, después de celebrar Misa. Además, la semana pasada, el padre Rey Urmeneta, de San Miguel de Calamba (provincia de Laguna) y antiguo capellán de la policía, resultó gravemente herido por arma de fuego.

Según la información recogida por la Agencia Fides, al menos cuatro sacerdotes de la diócesis de San Pablo, en la provincia sureña de Laguna, han comenzado a llevar armas.