Aborto en Argentina: una estafa moral - Alfa y Omega

Aborto en Argentina: una estafa moral

El deseo del presidente Macri de legalizar rápidamente el aborto se suma a una seguidilla de gestos contra la Iglesia en Argentina, demostrando en la práctica la distancia que existe entre su deseo de que Francisco visite el país, y las acciones y gestos que promueve en la dirección contraria

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Manifestación contra la despenalización del aborto, mientras se debate en el Congreso, en Buenos Aires (Argentina), el pasado 13 de junio. Foto: EFE/David Fernández

Aprobada en la Cámara de Diputados de la Nación la media sanción del proyecto de ley de despenalización del aborto, Argentina no sale de su asombro e incredulidad por la voluntad del Gobierno del presidente Mauricio Macri de avanzar rápidamente y sin un debate genuino a nivel federal, en una posible ley que profundiza la grieta entre los argentinos. Como pocas veces ha ocurrido, un histórico reclamo de los partidos de izquierda argentinos será realidad gracias a un Gobierno de derecha. Al enfrentamiento ideológico entre los partidarios de la expresidenta y actual senadora nacional Cristina Kirchner contra los defensores de la coalición Cambiemos (que llevó al empresario Macri al poder en diciembre de 2015); a la resistida aprobación en diciembre pasado de una ley de ajuste previsional de cuestionado beneficio a los jubilados; al fuerte debate sobre la flexibilización de las condiciones laborales en detrimento de los derechos de los trabajadores; al megamillonario préstamo del FMI que endeuda a generaciones presentes y futuras en 50.000 millones de dólares más, se suma ahora un enfrentamiento transversal a las ideologías políticas y creencias religiosas, y que divide una vez más, innecesariamente, a la sociedad con un alto coste.

Resquebrajado el vínculo (no en lo formal, pero sí de hecho) entre el Gobierno nacional con el episcopado argentino y el Papa Francisco, el deseo del presidente Macri de legalizar rápidamente el aborto se suma a una seguidilla de gestos contra la Iglesia argentina, demostrando en la práctica la distancia que existe entre su deseo de que Francisco visite el país y las acciones y gestos que promueve en la dirección contraria, a través de sus ministros, legisladores o aliados internos o externos circunstanciales que ven una oportunidad única para lograr sus objetivos más cercanos a los de una cultura del descarte que al de una economía de inclusión. Con una inflación que no puede ser contenida, indicadores sociales que muestran, entre otras realidades, un aumento de la pobreza mayor al 30 % (que se aleja de Pobreza cero, eslógan de campaña de Cambiemos) y un crecimiento económico e inversiones que no llegan aún, la propuesta de debatir el cuestionado proyecto de ley parecía por momentos más una cortina de humo para distraer la atención de la sociedad sobre la delicada situación del país que una verdadera intención de legislar por el bien común.

«Como pastores, este último tiempo nos ha servido para reconocer debilidades en nuestra tarea pastoral», aseveró mediante un comunicado la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal ante la ajustada victoria del proyecto abortista, con un especial hincapié en que hay que mejorar «la educación sexual integral en nuestras instituciones educativas, el reconocimiento más pleno de la común dignidad de la mujer y el varón, y el acompañamiento a las mujeres que se ven expuestas al aborto o que han sido atravesadas por dicho trauma». Todas estas son llamadas de la realidad que convocan a una respuesta integral que la Iglesia debe dar ante una tragedia como el aborto.

El Papa Francisco durante un encuentro con Macri, en el Vaticano, el 27 de febrero de 2016. Foto: CNS

El papel de los laicos

Al mismo tiempo, esta especie de mea culpa muestra una de las principales peticiones de los movimientos laicos a los obispos argentinos: un liderazgo más comprometido y visible en la conducción de este Arca de Noé que es el santo pueblo fiel de Dios, que no pierde su fe aun en los momentos más oscuros de su peregrinar. La defensa del proyecto provida estuvo principalmente en manos de laicos cristianos que desde los lugares más recónditos del país se organizaron y manifestaron pacíficamente en favor de las dos vidas.

El catolicismo y la ola verde

Ciertamente la actitud del Gobierno y de la jerarquía eclesiástica lleva a reflexionar y preguntarse: ¿Esta situación es síntoma de una comunidad eclesial que no sabe o no puede formar a sus laicos en la defensa de principios esenciales de sus creencias? ¿Se puede profesar la fe católica y formar parte de la ola verde (por los pañuelos verdes, símbolo de la campaña por aborto legal, seguro y gratuito) que invadió las propias comunidades católicas, llegando al extremo de alumnos que se presentaban a clase con el pañuelo verde?

¿Incurrió el Gobierno del presidente Mauricio Macri en estafa moral cuando el año pasado presentó la plataforma electoral de los entonces candidatos y hoy legisladores al omitir decir que un proyecto de estas características sería presentado? ¿Este proyecto, que será tratado próximamente en la Cámara de Senadores de la Nación, es parte de los condicionamientos del FMI con el país? ¿Es el negocio del aborto una moneda de cambio para que Argentina acceda a formar parte del selecto grupo de países miembros del G20 o de la OCDE?

Subestimar a la sociedad

Aunque ahora salen a la luz denuncias acerca de que se usaron los recursos del Estado para la compra de voluntades en nombre de la salud pública (en la Iglesia le adjudican a un importante sector del Gobierno haber presionado a favor de del proyecto, al considerar que el rechazo podía resultar más perjudicial para su imagen que la aprobación), el trasfondo de la cuestión radica en un modo de pensar enquistado en la estrategia comunicativa gubernamental, que consiste en subestimar a la sociedad tomando como necesarias y válidas (en el sentido de que gozan de legitimidad o consenso popular) propuestas y decisiones que, a la luz de los hechos, no contribuyen al bien común ni a «unir a los argentinos», otro de los objetivos no cumplidos de los tres planteados al inicio de la gestión del presidente Mauricio Macri.

Federico Wals
Antiguo director de prensa del Arzobispado de Buenos Aires