Compartiendo el Viaje propone compartir una comida con migrantes y refugiados - Alfa y Omega

Compartiendo el Viaje propone compartir una comida con migrantes y refugiados

El miércoles 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados, las Cáritas diocesanas y todas las parroquias que lo deseen están llamadas a realizar un Círculo del Silencio para mostrar solidaridad con los migrantes. Después, españoles y extranjeros están llamados a compartir una comida con platos típicos de sus respectivos países

María Martínez López

«Compartir los alimentos es algo con lo que se puede llegar a todo el mundo y que, además, nos define como Iglesia». Así explica María José Pérez de la Romana, coordinadora de Compartiendo el viaje en Cáritas Española, la invitación a organizar encuentros en torno a una mesa común el próximo miércoles 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados.

Esta iniciativa será el momento central de la Semana de Acción Mundial de la campaña internacional Compartiendo el viaje, que se celebra del 17 al 24 de junio. «Se trata de los días grandes de este proyecto», convocado por el Papa Francisco y por Caritas Internationalis de septiembre a 2017 a diciembre de 2018.

La meta es «celebrar la cultura del encuentro, en la que cada persona con su cultura, su lengua, su idiosincrasia enriquece a los demás y se construye una sociedad distinta, nueva, que ya no es tuya ni mía, sino nuestra», explica Pérez.

Sumarse a esta iniciativa el día 20 permitirá a los participantes tomar conciencia de que «esto que celebro en mi ciudad lo estoy compartiendo con personas que están haciendo lo mismo en todo el mundo. Somos parte de esa Iglesia universal que está llamada a acoger, proteger, promover e integrar a los inmigrantes; y, también, somos parte de la gran familia humana».

Círculos del Silencio… y una comida

El acto que realizarán diversas Cáritas Diocesanas en toda España –igual que en distintos países del mundo– consiste en Círculos del Silencio en solidaridad con los inmigrantes y refugiados. Después celebrarán una comida con ellos en la que compartirán platos y productos de sus propios países, y recetas españolas tradicionales.

Los Círculos del Silencio son acciones ciudadanas de solidaridad con los inmigrantes y otras realidades de vulnerabilidad. A través de ellas se pretende apelar a la conciencia de quienes hacen las leyes, de quienes las aplican y de aquellos en cuyo nombre son hechas. Lo característico de este miércoles será que se invitará a la gente a acudir con alguna comida típica de su país o región; también, claro, los españoles. Y a compartirla después, en el mismo sitio o en otro preparado para ello.

También las parroquias y otras entidades de la Iglesia están invitadas a convocar estas acciones. Para ello, la responsable de Compartiendo el viaje en Cáritas Española da algunas pistas: «El Círculo del Silencio se celebra en un espacio público, en algún sitio emblemático. Para ello, hay que pedir permiso al Ayuntamiento. Además de formar el círculo se puede entregar un díptico o explicarle lo que se está haciendo a la gente que pasa. También se puede hacer un círculo de luz con velas, usar fotos… Lo que más llama la atención suele ser el tiempo de silencio que se hace antes de terminar con una canción».

Invitar a los inmigrantes

Para el miércoles 20 Pérez pide «que la invitación se haga extensiva a las personas inmigrantes que vivan en esas localidades», y recomienda incluso «contar con el testimonio de alguna de ellas; que cuente su experiencia desde la perspectiva del encuentro y cómo es su vida aquí después del periplo que les ha supuesto llegar hasta nuestro país».

Se ha preparado también un manifiesto común para leer en todos los actos. En él se explica que «al compartir estos alimentos, una de las necesidades humanas básicas que se niega a millones de seres humanos en todo el mundo y que marca la diferencia entre la vida o la muerte para muchos migrantes, nos situamos sin titubeos al lado de esas personas que son testigos de sufrimiento y dolor, como comprobamos cada día en escenarios como el Mediterráneo, Tarifa, el Tarajal, las vallas o Siria».

Estos casos ponen «en evidencia el fracaso reiterado de unas políticas migratorias miopes centradas en el control de flujos y la externalización de fronteras. Junto a Cáritas y otras entidades de Iglesia, reclamamos un modelo distinto, basado en el respeto de los derechos humanos».

Toda una semana de actos

El manifiesto pide «a todos los gobiernos de la UE a que asuman desde una óptica humanista los retos y las oportunidades que las migraciones plantean. Estamos ante un desafío global que trasciende las fronteras de Europa y que no puede ser objeto de transacción política ni de contiendas electorales teñidas de insolidaridad o intereses a corto plazo».

Por otro lado, se llama «a toda la ciudadanía a actuar con generosidad y amplitud de miras a los numerosos desafíos planteados por las migraciones contemporáneas».

Además de los Círculos del Silencio, a lo largo de toda la semana se harán las acciones que cada Cáritas o cada parroquia considere oportunas —mesas redondas, charlas, exposiciones, cinefórum—, además de tener una fuerte presencia en las redes sociales con fotos, vídeos y testimonios.

Texto completo del manifiesto elaborado por Cáritas para la Semana de Acción

Como comunidades de la Iglesia y como creyentes que nos conmovemos a diario ante el drama de las migraciones, nos sentimos interpelados por la llamada del Papa Francisco a compartir el viaje en el marco de la campaña global liderada por Cáritas en todo el mundo.

Durante esta Semana de Acción Mundial de la Campaña, queremos ser testigos activos como comunidades acogedoras y fraternas de ese «espíritu de encuentro» al que se nos invita, para reunirnos junto a todos los hermanos que viven entre nosotros en torno a una mesa para dar gracias a Dios y compartir el pan.

Como recuerda Francisco, «cuando somos generosos al acoger una persona y compartimos algo con ella —un poco de pan, un puesto en la casa, nuestro tiempo— no sólo no permanecemos pobres, sino que nos enriquecemos».

Al compartir estos alimentos, una de las necesidades humanas básicas que se niega a millones de seres humanos en todo el mundo y que marca la diferencia entre la vida o la muerte para muchos migrantes, nos situamos sin titubeos al lado de esas personas que son testigos de sufrimiento y dolor, como comprobamos cada día en escenarios como el Mediterráneo, Tarifa, el Tarajal, las vallas o Siria.

Este goteo intolerable de situaciones inhumanas pone en evidencia el fracaso reiterado de unas políticas migratorias miopes centradas en el control de flujos y la externalización de fronteras. Junto a Cáritas y otras entidades de Iglesia, reclamamos un modelo distinto, basado en el respeto de los derechos humanos de las personas en situación de movilidad y la apuesta por políticas de paz y el establecimiento de vías legales y seguras de acceso a nuestros países.

Defendemos la acogida de los migrantes en nuestro país en el marco de un modelo humanitario basado en la protección, la promoción y la integración. Y llamamos a toda la ciudadanía a actuar con generosidad y amplitud de miras a los numerosos desafíos planteados por las migraciones contemporáneas, que quedan patentes en situaciones como la vivida estos días en el buque Aquarius.

Urgimos a todos los Gobiernos de la Unión Europea a que asuman desde una óptica humanista los retos y las oportunidades que las migraciones plantean.

Estamos ante un desafío global que trasciende las fronteras de Europa y que no puede ser objeto de transacción política ni de contiendas electorales teñidas de insolidaridad o intereses a corto plazo. La situación de vulnerabilidad de los migrantes afecta a la dignidad y a los derechos de todos nosotros, por lo que es necesario activar una mirada amplia, que incida de raíz en las causas de las migraciones forzadas.

Queremos transformar el reto de las migraciones en oportunidad. Para ello, declaramos nuestra determinación de conjugar y vivir estos cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar.

Acoger para impulsar una gestión ética de las fronteras y erradicar prácticas inhumanas, como las expulsiones sumarias.

Proteger a los migrantes más vulnerables, como son los menores y mujeres víctimas de trata de personas y violencia, y los trabajadores sometidos a situaciones de explotación laboral.

Promover una política de cooperación basada en el impulso de un desarrollo sostenible para todos los pueblos, y en la articulación de vías legales y seguras para que tanto migrantes como refugiados vean preservada su seguridad.

E integrar a los migrantes garantizando el pleno acceso a sus derechos humanos, sea cual sea su situación administrativa, y estimulando una convivencia intercultural basada en valores comunes pero abierta a la riqueza de la diversidad.

Nosotros compartimos el viaje y hacemos visible, hoy y aquí, la cultura del encuentro entre los inmigrantes y nuestras comunidades, porque estamos convencidos de que las migraciones son una oportunidad para el desarrollo de los pueblos.